La pasada semana, la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos recibió un documento de la multinacional alemana en el que reivindicaba el uso de las tres rayas como elemento diferenciador de su marca desde 1952.
La guerra estaba servida en bandeja, pero Tesla ha preferido evitar disputas legales y el propio fundador de la firma, Elon Musk, confirmaba a un usuario de Twitter el cambio hacia un logo de valor numérico.
Una buena decisión del CEO pero fácilmente debatible algunos fragmentos de la argumentación de los alemanes. Tal vez a la casa deportiva le ha faltado darse cuenta de que el consumidor no es tan frágil, por decirlo de manera cortés, y después de tantos años es difícil que una marca de coches eléctricos pueda “generarle abundante confusión, o inducirle al error”. Si es que su intención es preocuparse por el consumidor y no aferrarse al “patrocinio de los bienes de la marca”. Además, no habría estado de más haber realizado una búsqueda por la red para conocer que las tres rayas paralelas horizontales ya forman parte de la identidad de Tesla Motors en la “e” de su propio logo. ¿A partir de ahora cualquier símbolo con rayas estará bajo la sombra de Adidas? Ericsson, cuidado, que viene el lobo.