En este contexto de cambio hay un factor realmente complejo para los desafíos regulatorios y de competencia. Las grandes compañías tecnológicas como Apple, Meta, Amazon, Google y Microsoft, entre otras, se enfrentan a escrutinios cada vez mayores, y si me lo permitís, cada vez más necesarios por sus tamaños e influencia.
Las diferentes normativas de cada país y las sanciones y multas impuestas a las empresas tecnológicas varían significativamente entre diferentes jurisdicciones, dando lugar en muchos casos a redundancias y a una aplicación ineficaz de la ley.
Esta misma semana hemos conocido la investigación abierta por el regulador español, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) contra Apple por posibles prácticas monopolísticas en su App Store, un caso similar al que ya llevó a cabo Reino Unido en 2023 y al que enfrenta a Epic Games, creadora de Fortnite, con los de Cupertino en Estados Unidos y en la Unión Europea. Son muchos los casos de demandas e investigaciones en los diferentes sitios en los que opera Apple, pero este es un simple ejemplo.
"Es imperativo que los países trabajen juntos para crear un marco regulatorio unificado que aborde estos desafíos de manera coherente y eficaz"
No seré yo quien venga a defender a Apple, ni mucho menos, de sus posibles prácticas abusivas en el mercado de las tiendas de aplicaciones, ni defenderé su posición de poder en ciertos mercados por los que tienen investigaciones abiertas en medio mundo. Pero sí considero que es imperativo que los países trabajen juntos para crear un marco regulatorio unificado que aborde estos desafíos de manera coherente y eficaz.
Un amplio informe elaborado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) y publicado en marzo de este año bajo el título ‘Global Competition Law and Policy Approaches to Digital Markets’ destaca la diversidad de enfoques adoptados por los distintos países como reflejo de las diferencias en las políticas nacionales, pero también de los niveles de desarrollo económico. En este sentido, el informe critica la falta de consenso global sobre cómo manejar los impactos competitivos de las plataformas digitales.
Un informe de la consultora Oliver Wyman compartido hace unos meses ponía el foco precisamente en la carencia de transparencia y coherencia en la combinación global que hay entre las leyes de privacidad y autorregulación, asegurando que aumenta los costes de innovación y que no fomenta una competencia saludable entre las empresas.
En esta línea, critica la falta de una estructura reguladora coherente a nivel global y las diferencias que hay en la aplicación de las leyes entre países que provocan entornos en los que las empresas tecnológicas pueden explotar lagunas legales para evitar sanciones de gran envergadura.
"Es necesario crear una estructura reguladora global que permita adaptarse rápidamente a los cambios tecnológicos"
Para afrontar todos estos problemas precisamente es necesario crear una estructura reguladora global que permita adaptarse rápidamente a los cambios tecnológicos y a las posibles amenazas que vayan surgiendo. La existencia de un organismo específicamente creado para regular la industria tecnológica en la Unión Europea, Estados Unidos y otras potencias con estatutos y reglas de compromiso claramente definidos sería una alternativa más que relevante para afrontar estos problemas, reduciendo los costes de innovación y garantizando que las empresas sean responsables de mitigar los abusos que se pueden realizar con sus tecnologías.
¿Dónde está el mercado único europeo?
Europa es un caso muy particular. Durante años ha jugado a la estrategia de ‘moverse rápido y romper cosas’ y aún ahora lo hace. No es baladí que a Vestager se la conozca como el azote de las tecnológicas y es precisamente su férrea defensa de la competencia y del mercado único la que ha permitido avanzar en muchos frentes en materia de regulación, pero también lo ha hecho a contracorriente del mundo. Una vez más, ¿dónde está la coherencia global en aspectos tan claves como estos?
La Comisión Europea es el principal agente en defensa de la competencia, por lo menos en la última legislatura, pero a ello se suman los diferentes casos que se han ido abriendo de manera local en los diferentes Estados miembros, ¿tiene sentido que España, Italia o Alemania investiguen una compañía multinacional sobre actuaciones que se realizan en la red? ¿No sería más útil abordar estos frentes desde un enfoque comunitario y liderado por Bruselas? ¿No estamos acaso defendiendo unas políticas de mercado único? ¿Por qué no también una regulación de competencia única para todo el bloque?