Qualcomm ha presentado quejas formales ante la Comisión Europea, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC) y la Comisión de Comercio Justo de Corea del Sur contra Arm, acusando a la compañía de restringir el acceso a su tecnología y de adoptar prácticas anticompetitivas.
Según Qualcomm, estas acciones ponen en peligro el ecosistema de chips basado en la arquitectura de Arm. Durante más de dos décadas, Arm ha operado bajo un modelo de licencias abierto y no discriminatorio, lo que ha permitido que diversas empresas accedan a su tecnología en igualdad de condiciones. Qualcomm sostiene que este modelo ha impulsado el crecimiento del sector de los semiconductores, favoreciendo la competencia y la innovación. Sin embargo, la compañía argumenta que Arm ha modificado su estrategia con el objetivo de restringir el acceso a sus diseños, lo que limitaría la capacidad de los fabricantes de desarrollar sus propios chips y aumentaría su dependencia de Arm.
Uno de los puntos centrales del conflicto es la supuesta intención de Arm de desarrollar y vender sus propios procesadores, lo que la situaría en competencia directa con sus clientes tradicionales. Esta preocupación se intensificó tras la presentación de un documento estratégico del CEO de Arm, Rene Haas, en el juicio contra Qualcomm en Delaware. En dicho documento se plantea la posibilidad de que Arm comience a diseñar sus propios chips, algo que Haas no ha desmentido en su comparecencia ante el tribunal.
Un conflicto con implicaciones globales
La disputa entre ambas compañías no se limita a los tribunales estadounidenses. Qualcomm ha llevado el caso ante reguladores en tres continentes, argumentando que la estrategia de Arm busca reforzar su posición en el mercado a costa de limitar la competencia. Estas acciones han cobrado especial relevancia tras la fallida venta de Arm a Nvidia y la actual propiedad de la compañía por parte del conglomerado japonés SoftBank.
Según Qualcomm, Arm está tratando de fortalecer su posición financiera y mejorar el valor de sus acciones tras estos acontecimientos. La denuncia ante la Comisión Europea y las quejas presentadas a la FTC y a las autoridades surcoreanas buscan frenar estas supuestas prácticas y evitar que Arm establezca un monopolio sobre la arquitectura de chips que domina el mercado.
Arm no ha tardado en responder y ha rechazado las acusaciones de Qualcomm, argumentando que sigue comprometida con la innovación y la competencia leal
En este sentido, Arm no ha tardado en responder y ha rechazado las acusaciones de Qualcomm, argumentando que sigue comprometida con la innovación y la competencia leal. La compañía ha insistido en que todas sus decisiones estratégicas respetan las obligaciones contractuales con sus clientes y que las denuncias de Qualcomm no son más que un intento de distraer la atención del litigio que ambas empresas mantienen.
El caso judicial en Delaware ya ha dado un primer fallo favorable a Qualcomm, que argumentó que no necesitaba una nueva licencia para utilizar la tecnología de Arm en Nuvia, una startup de chips que adquirió. No obstante, Arm ha solicitado la repetición del juicio, y ambas partes han acordado participar en un proceso de mediación obligatorio antes de que se decida si se concede un nuevo juicio. En caso de no llegar a un acuerdo, el litigio podría prolongarse durante años.
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