La mayor pérdida es para los ordenadores portátiles, que han reducido ventas hasta en un 24% en un año, frente al 9% de los equipos de sobremesa. Estas cifras se suman a que en las cuatro primeras semanas de Windows 8 sólo el 58% de los equipos vendidos incorporaban el nuevo sistema operativo, cuestión en la que su predecesor, Windows 7, le supera ampliamente debido a que ya convencía entonces al 83% de los compradores.
Según Puget Systems, una empresa ensambladora de PCs de sobremesa, desde la presentación de Windows 8 entre el 80 y el 90% de los ordenadores que han pasado por sus plantas tenían Windows 7 preinstalado, ¿la razón? Sus clientes siguen prefiriendo ir a lo seguro y vender con el sistema operativo conocido porque, según señalan, los usuarios aún no se hacen a la idea de no tener un botón y un menú de inicio.
Aún no está claro hasta cuando se podrán vender ordenadores con Windows 7 instalado, debido a que Microsoft no ha dado a conocer esa información, lo cierto es que el mercado estadounidense marca la tendencia de usuarios que continúan prefiriendo el sistema operativo anterior. NPD Group aporta en su último estudio un dato más: las tabletas con Windows 8 apenas alcanzan el 1% del mercado.