Como parte de la investigación interna sobre las actividades históricas del personal y los proveedores en Irak, Ericsson ha encontrado pruebas de corrupción en su división iraquí, descubriendo que se habían realizado donaciones monetaria sin beneficio claro y pagos a un proveedor por un trabajo sin alcance ni documentación, entre otras cuestiones.
Además, Ericsson reconoce que se utilizó a los proveedores para hacer pagos en efectivo y se financió viajes y gastos inapropiados, además de utilizar de manera indebida a consultores y agentes de ventas. Estas prácticas se suman a varias violaciones de las normas de control financiero interno, al incumplimiento de las leyes fiscales y a la obstrucción de la propia investigación.
El equipo investigador también ha identificado “pagos a intermediarios y el uso de rutas de transporte alternativas en relación con la elusión de las aduanas iraquíes, en un momento en que las organizaciones terroristas, incluido el ISIS, controlaban algunas rutas de transporte”, aunque apuntan que la investigación no ha sido capaz de determinar los destinatarios finales de los pagos.
Ericsson comienza sus tres años (hasta 2023) de penitencia por los cargos de soborno
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Despidos y fin a relaciones comerciales
Asimismo, Ericsson señala que no se ha podido identificar que ningún empleado haya estado directamente implicado en la financiación de organizaciones terroristas, pero confirman que varios empleados han sido despedidos de la empresa y se han tomado varias medidas disciplinarias, como el cierre de brechas en los procesos internos en la región.
Ericsson ha puesto fin a varias relaciones comerciales con terceros y se ha dado prioridad al negocio en el país para mejorar las actividades de formación y concienciación, las políticas y los procedimientos, y los procesos de gestión de terceros.
La investigación de Ericsson se enmarca en el periodo de tres años de penitencia producido tras las reclamaciones de gastos inusuales en el año 2018 y que obligó al proveedor de telecomunicaciones sueco a pagar 1.100 millones de dólares a las autoridades estadounidenses en 2019 para poner fin a una investigación de corrupción que afectaba al menos a cinco mercados, aunque Irak no estaba entre ellos. Además, pagó indemnizaciones a compañías rivales, como Nokia.