Lo primero que aprendemos de un SonyEricsson K300i es dónde está su tecla de retroceso, un elemento muy útil para poder volver sobre nuestros pasos en cualquier momento y para activar la pantalla. Después, el terminal nos explica que la ‘C’ borra el último carácter escrito o un item (por ejemplo un mensaje o un contacto). Después nos pide que fijemos la fecha y la hora y nos propone volcar los nombres que tenemos registrados en la tarjeta SIM a la memoria del teléfono. A partir de ese momento, contamos con un display LCD de 128x128 píxel y 65.536 colores que admite hasta siete líneas de texto, aunque en reposo sólo están utilizadas cuatro: nivel de cobertura y la carga de la batería, nombre del operador, fecha y la hora, así como las dos funciones de las teclas de acceso directo, que sobresalen sobre las demás por ser dos barritas cromadas finas, situadas en la zona inferior (derecha e izquierda) del área azul del teléfono. Detengámonos en estos pulsadores unos momentos. Una de las originalidades del K300i, que ya hemos visto en otros terminales de la marca, es la desaparición de las tradicionales teclas de llamar y colgar. Así, son estas dos barritas las que cumplen con esa misión. La de la izquierda, es la que pulsamos para establecer la comunicación cuando hemos marcado un número o seleccionado un nombre de la agenda, y la de la derecha la que usamos para colgar; pero también tienen otra misión. Desde la pantalla de reposo, si efectuamos una pulsación prolongada sobre el pulsador izquierdo, nos mostrará todo el registro de llamadas: todas (identificadas por las diferentes flechas), realizadas, recibidas y perdidas. A través de estos submenús de doble dirección, horizontal y vertical, podemos desplazarnos cómodamente con el navegador central de cinco posiciones y desde cualquier registro es factible iniciar una llamada de voz (apretando el navegador o la mencionada tecla izquierda). Es el turno de la barrita derecha sobretitulada con la palabra “más”, la cual, tras una pulsación prolongada, presenta un menú de capacidades: silenciar, encender infrarrojos, denominación del terminal (fecha, perfil, modelo, número de teléfono y memoria libre) y accesos directos. En esta última opción podemos asignar a qué función queremos llegar de forma directa desde cualquiera de las cuatro posiciones del navegador (más > acceso directo > tecla navegador arriba/abajo/derecha/izquierda > pulsar navegador > seleccionar menú o submenú > pulsador derecho).
Descripción Conocedores ya del frontal superior y sabiendo que sobre éste se sitúa el puerto de infrarrojos y el botón de encendido/apagado, podemos inspeccionar el resto del teléfono. El SonyEricsson K 300i es un dispositivo modelo barra, pequeño (9.99x4.52x1.94 cm), ligero (85 gr), con la antena integrada y doble frontal, ya que la trasera presenta una cámara VGA de uso horizontal, con zoom digital 4x, una óptica con un objetivo 4.1 mm, 1:2.8 y un pequeño espejo para autorretrato. El disparador está en el lateral, en la que sería su posición natural en cualquier cámara y los conectores en la base. El teclado está compuesto por 17 pulsadores, dos de acceso directo antes mencionados, el retroceso y la ‘C’, el navegador multiposición, las doce teclas alfanuméricas desde las cuales se puede marcar, escribir o llamar a través de un acceso directo. También sirven para bloquear, silenciar, cambiar la forma de escritura, etc. Un pequeño botón en la parte baja de la izquierda activa el navegador, que, si no viene configurado por el operador, podremos configurar nosotros mismos desde la página web del fabricante (www.sonyericsson.com).
Menú Acceder al menú es tan fácil como pulsar el navegador. Entonces, vemos una cuadrícula de nueve iconos que cobran relevancia cuando nos posamos sobre ellos: cámara, servicios de Internet, entretenimiento, archivos, mensajes, organizador, conectividad, guía y configuración. En este último submenú, como es habitual en los teléfonos SonyEricsson, se guardan todos aquellos parámetros que debemos controlar y configurar para personalizar el terminal y que nuestro celular funcione a nuestro gusto: perfiles, fecha y hora, idioma, control de voz, bloqueos, reseteo, volumen, timbres, modo silencioso, vibración, timbre ascendente, tonos para cada llamada o función, fondo de pantalla, tema, bienvenida, salvapantallas, ahorrador de energía, mostrar número, manos libres, desvíos, etc.
Dentro del organizador existe una función a la que poca gente saca provecho, el memo de claves, donde podemos registrar bajo un código de seguridad hasta diez palabras o números que debemos recordar pero que no queremos que nadie conozca (el número de la tarjeta de crédito, la clave de la caja de seguridad, el password para acceder a la Intranet de la oficina, etc.). El sistema consiste en una clave de cuatro dígitos que da acceso a una palabra que nosotros designamos y esta a una función donde debemos dar nombre al código a registrar antes de grabar éste. Cada vez que desde el submenú del organizador entramos al memo, nos pide la clave. Si ponemos el número correcto, nuestros ‘secretos’ quedan a la vista; si no, se abren pero con otras cifras y otras letras incorrectas. Para saber si hemos introducido bien nuestro password, basta con leer la palabra asignada en la pantalla. Si es la buena, las claves que aparezcan serán las correctas.