No está muy lejos el momento en que la computación cuántica dejará obsoletos los sistemas de seguridad actuales y revolucionará sectores como las telecomunicaciones, la medicina o la inteligencia artificial. Y si bien es cierto que la comunidad científica más conservadora estima unos 15 años para que esta tecnología sea estable y esté completamente operativa, también lo es que, aunque no sea público, hay gobiernos y compañías avanzando rápidamente. De hecho, si el nivel de inversión es constante, en 2030, aproximadamente, podríamos abrir las puertas a la que podremos denominar ‘Era cuántica’ y nuestra civilización, la de la modernidad, la postmodernidad, o la modernidad tardía, la de las cuatro revoluciones industriales, la de la concienciación social habrá llegado a su fin.
Que algo termine, no significa que lo que venga sea peor, en absoluto, solo que dejamos atrás una forma de vivir, de organizarnos, de investigar, de estudiar, de analizar, de trabajar... para dar paso a otro concepto universal. La ciencia, la innovación, la postrevolución conformarán algo nuevo. Llegado ese día, uno de los sectores más afectados por su evolución serán las redes de comunicaciones, con todo lo que ello conlleva; de ahí que Telefónica ya se haya puesto en marcha y Antonio Guzmán,
director del área de Discovery e Innovación Digital, trabaja, cada día, para afrontar este nuevo paradigma y preparar la empresa para lo que está por venir: desde la integración de hardware cuántico hasta el desarrollo de redes seguras y criptografía post-cuántica. “Esto no es ciencia ficción; está pasando ya”, advierte.