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Mirar hacia adelante es vivir con temor
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(Foto: Imagen generada con GenAI)

Mirar hacia adelante es vivir con temor

Por Pilar Bernat
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pbernattelycom4com /7/7/16
martes 14 de enero de 2025, 09:00h

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Aunque a todos nos han ‘invitado’ a empezar el año recordando dónde estábamos en 1975, a mí se me ocurren ejercicios más interesantes, y aunque me veo vestida de uniforme caminando a la salida del colegio por las aceras del Santiago Bernabéu, también me doy cuenta de que entonces, de tecnología casi nada de nada. Ni siquiera creo que mi padre tuviera aquella Brother con tecla correctora que hacía mis delicias en los trabajos del colegio escritos a máquina.

Lógicamente, antes de afrontar este texto, he recurrido a la IA para recordar los hitos tecnológicos de 1975, cuando la robótica era casi una ciencia experimental, y me he encontrado que aquel año se creó el primer sistema de correo electrónico (Ray Tomlinson), se popularizaron los primeros ordenadores personales (Altair 8800), e Intel comercializó un microprocesador al que llamó 8080… Eso y hablar del interés artístico de las cuevas de Altamira, de la expansión del imperio romano, o de la vida de Siddharta Gautama es prácticamente lo mismo: arqueología.

Mal uso de las redes sociales

Y aunque me reconozco apasionada de la historia en todas sus especialidades, hoy me preocupa más cómo vamos a afrontar 2025 y cómo, si en 1975 hablábamos de correo electrónico hoy, bajo el imperio de las redes sociales, es obligado recordar y relacionar el uso de estas para manipular y polarizar a los humanos. Además, todo el mundo se escandalizó por la compra de Twitter (X) por parte de Elon Musk para poner la plataforma al servicio de una ideología y del entonces baneado Donald Trump, pero la apertura de Bluesky al público de la mano de Jack Dorsey (fundador de Twitter), no es otra cosa que una operación similar, de ideología contraria (como lo fue siempre), con el agravante de algo que podría parecer bueno, la descentralización, lleva a la renuncia total de cualquier tipo de orden o control sobre cualquier red social que se una a este tipo de arquitectura.

"No se va a controlar oficialmente el contenido de Facebook y podremos vivir sin límites en el imperio de la mentira final"

Además, el CEO de Meta Platforms, Mark Zuckerberg ha anunciado el fin de su programa de verificación de datos de terceros en favor de un sistema de notas comunitarias también utilizado por X. Es decir, no se va a controlar oficialmente el contenido de la red social y podremos vivir sin límites en el imperio de la mentira final, esta red está descentralizada y si alguien aspira en algún momento a regular en el mundo del caos, puede perder las esperanzas.

Para poner la guinda a toda esta cuestión, la prohibición de TikTok en Estados Unidos sigue siendo una amenaza muy real. Una ley aprobada por el Congreso obliga a la empresa matriz de TikTok, ByteDance (que es china), a vender la aplicación o enfrentarse a su eliminación de las tiendas de aplicaciones como Apple Store y Google Play. La sensación es que los mandamases reculan poco a poco porque eso es como una declaración de ‘tecguerra’ a China después de lo que ya ocurrió con Huawei. ¡Alerta todos!

Inteligencia Artificial Agéntica

"Los datos constatan, igualmente, algo muy llamativo: la pérdida de interés del concepto de sostenibilidad y lo que conlleva en cuanto a emisiones, cambio climático, etc."

Si volvemos a 1975 y a aquella robótica experimental que tanto y tan poco ha evolucionado en 50 años (los humanoides aún no controlan el universo), hay un dato que nos ha dejado 2024 y que me ha llamado poderosamente la atención: apenas en un año, el interés y la preocupación que los CEOs tenían por la inteligencia artificial generativa se ha diluido. A cambio, su interés se ha centrado en las elecciones americanas (cómo no), en el reshoring o regreso de la producción local y la denominada IAA o Inteligencia Artificial Agéntica, la cual dota a las máquinas de la capacidad de tomar decisiones autónomas, aprender de sus experiencias y adaptarse al entorno. Los datos, publicados en un estudio de IOT Analitics, constatan, igualmente, algo muy llamativo: la pérdida de interés del concepto de sostenibilidad y lo que conlleva en cuanto a emisiones, cambio climático, etc. ¡Giro de marketing!

Asimismo, hemos visto que en aquel año 1975 ‘ab urbe condita’ nació el microprocesador 8080 de Intel, el cual tenía 6.000 transistores, procesaba datos en unidades de 8 bits y tenía una velocidad de reloj de 2 MHz, En 2025, recién cerradas las puertas del CES de Las Vegas, sabemos que Nvidia ha lanzado GeForce RTX 50 con 92.000 millones de transistores, 318 TFLOPS y 3.352 TOPS, un invento que potenciará exponencialmente el entrenamiento de la inteligencia artificial.

Por su parte, Intel comercializa la 14ª generación Raptor Lake Refresh y ya ni siquiera habla del número de transistores que lo integran -porque son, igualmente, miles de millones en arquitecturas complejas- y Qualcomm, con su Snapdragon 8 Elite, presume de velocidades de reloj de 4,32 GHz (4.320 MHz), 62 bits y velocidades inalámbricas de descarga hasta de 10 Gbps. ¡Vértigo!

El debate ya no es la evolución de la interfaz, que de 2D pasa poco a poco a 3D e insiste en convertirse en intangible a través de las realidades extendidas y los hologramas; sino la relación existente entre la capacidad de procesamiento y el consumo de energía, que, a pesar de lo que siempre nos preocupó, hoy vemos que la primera aumenta sin parar y la segunda disminuye a la misma velocidad, lo que deja sin discurso o modifica los estudios de muchos analistas de la sostenibilidad. ¡Dudas razonables!

Bioética y ciberseguridad

Otra cuestión que me quita el sueño es el desarrollo de la biotecnología, y el mal uso que se pueda hacer de ella; tanto que empatizo totalmente con el Doctor Rafael Yuste (Universidad de Columbia) y los técnicos que están trabajando en la ONU y la UNESCO para preservar los derechos de los humanos frente al desarrollo de la IA. Ya se comercializan o están patentadas tecnologías que ‘leen’ nuestras ondas cerebrales con algún objetivo. ¡Peligro!

Y por último, veo en lontananza una preocupación creciente por la ciberseguridad post cuántica. Si bien es cierto que los ordenadores cuánticos aún no son estables y que el proceso para su estabilización y comercialización se adivina prolongado, lo cierto es que su desarrollo lleva parejo un riesgo en el campo de la encriptación, la seguridad de los datos y de la economía digital. Me consuela saber que ya hay gente trabajando en ello, pero es una cuestión vital. ¡Inseguridad!

"Vuelvo a mi imagen de niña muy alejada de la desazón que me produce la polarización, la ignominia, la insidia, la desinformación o la mala utilización que de los desarrollos tecnológicos hagan las grandes empresas o los políticos ‘clown’ que surgen aquí y allá como setas"

Dicho todo esto, vuelvo a mi imagen de niña de calcetines y uniforme que me resulta muy evocadora porque las notas, los primeros guiños al amor, leer a Martín Vigil o las peleas de hermanos eran mis máximas preocupaciones; muy alejadas de la desazón que me produce la polarización, la ignominia, la insidia, la desinformación o la mala utilización que de los desarrollos tecnológicos hagan las grandes empresas o los políticos ‘clown’ que surgen aquí y allá como setas.

Venezuela está al borde de una guerra civil con un tirano golpista al frente, Trump amenaza con invadir Groenlandia, Rusia y Ucrania siguen en guerra, Oriente Medio es un hervidero, Corea del Sur no se estabiliza políticamente e incluso se ha muerto el Dr. Patarroyo sin que, prácticamente, nadie lo mencione… y mientras los valencianos siguen limpiando fango y arde Los Ángeles. Suficiente para mi capacidad de inquietud. ¡Chorradas, las mínimas!

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