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Miguel Sánchez Galindo, director general de DigitalES
Miguel Sánchez Galindo, director general de DigitalES

El papel del sector telco en la Europa digital

Por Firma invitada
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infozonamovilidades/4/4/18
lunes 30 de diciembre de 2024, 09:00h

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El sector de las telecomunicaciones en España está en un punto de inflexión. Los avances en conectividad, especialmente el despliegue del 5G, han consolidado a nuestro país como uno de los más avanzados en Europa. Sin embargo, esta posición de liderazgo se enfrenta a retos estructurales que amenazan con ralentizar su progreso. Más allá de las cifras que destacan la cobertura de redes, debemos reflexionar sobre cómo estamos abordando las barreras regulatorias, económicas y sociales que afectan al sector.

Los avances en redes 5G en España destacan por su cobertura y accesibilidad. Según los últimos datos, el país supera a la media europea en indicadores clave: la red de banda ancha alcanza el 96,3%, la fibra óptica (FTTP) cubre el 95,2% y la cobertura 5G llega al 92,3%. Estas cifras son resultado de la colaboración entre el sector público y privado, con inversiones que han transformado áreas metropolitanas y están comenzando a cerrar la brecha en zonas rurales.

Sin embargo, la conectividad plena sigue siendo un reto. Mientras que en ciudades grandes y medianas la cobertura 5G es casi total, las áreas rurales dependen de la banda de 700 MHz, que ofrece mayor alcance, pero a menor velocidad. Programas como el plan UNICO, financiados por la Unión Europea, son fundamentales para alcanzar el objetivo de cobertura total en 2025. Este esfuerzo es clave no solo para garantizar la equidad territorial, sino también para aprovechar el potencial del 5G Standalone (SA) en aplicaciones avanzadas como la telemedicina, la conducción autónoma y el Internet de las Cosas (IoT).

España tiene la oportunidad de liderar este ámbito en Europa, pero para ello debe superar las actuales barreras financieras y regulatorias

El despliegue del 5G Standalone (SA) representa un salto cualitativo en la capacidad tecnológica del sector. A diferencia del 5G NSA, que se apoya en redes 4G existentes, el 5G SA opera de manera independiente, ofreciendo menor latencia, mayor velocidad y una capacidad de red significativamente superior. España tiene la oportunidad de liderar este ámbito en Europa, pero para ello debe superar las actuales barreras financieras y regulatorias.

Retos estructurales: regulación y financiación

Y es que, a pesar de los logros, el sector de las telecomunicaciones se enfrenta a retos estructurales. Cuenta con una de las regulaciones más fragmentadas: en Europa, más de 270 normativas activas dificultan la armonización del sector. Las subastas de espectro, diseñadas para maximizar ingresos fiscales, han limitado la inversión en innovación y calidad de servicio. Comparativamente, países como Estados Unidos permiten una gestión más flexible del espectro, incentivando la inversión a largo plazo.

La UE necesita 200.000 millones de euros para garantizar una cobertura completa de gigabits

En el aspecto financiero, la rentabilidad del sector ha disminuido debido al alto coste de despliegue de infraestructuras y la creciente competencia. Se estima que la UE necesita 200.000 millones de euros para garantizar una cobertura completa de gigabits. Sin embargo, la disminución de la rentabilidad del sector, junto con el aumento exponencial del tráfico de datos (138% entre 2019 y 2022), ha generado una presión financiera significativa. Los operadores se enfrentan al dilema de equilibrar la inversión en nuevas tecnologías con la necesidad de mantener la calidad del servicio.

Una situación que limita de manera importante el desarrollo de servicios innovadores (IoT, informática de punta, comercialización de APIs) que exigen una inversión inicial relevante por parte de los operadores de telecomunicaciones. La transición hacia la 5G SA y tecnologías avanzadas requiere no solo infraestructura, sino también una cooperación más efectiva entre actores públicos y privados, con estándares homogéneos y un marco regulatorio que fomente la innovación. La Internet del futuro no puede funcionar con infraestructuras del pasado.

La competitividad y prosperidad futuras de Europa dependen de que se disponga de la infraestructura de conectividad adecuada. Es fundamental abordar estos retos a través de algunas medidas que el sector viene reclamando en los últimos años.

  • Una Nueva Ley de Telecomunicaciones de la UE: Una regulación más coherente y menos fragmentada permitirá a los operadores invertir en tecnologías de próxima generación con mayor seguridad jurídica.
  • Armonización del Espectro: La coordinación entre los Estados miembros en la asignación y duración de las licencias de espectro es crucial. Extender la duración de las licencias y reducir los costos asociados incentivará una mayor inversión en infraestructura.
  • Favorecer acuerdos comerciales para un reparto justo de costes: facilitar la consecución de acuerdos comerciales entre los operadores de redes de comunicaciones electrónicas y las grandes plataformas online (VLOP) que garanticen un reparto justo de los costes incurridos en los servicios de acceso a los servicios digitales.
  • Impulso a la Innovación: con participación público-privada en toda la UE para desarrollar y adoptar estándares homogéneos que permitan la innovación en plataformas competitivas
  • Compromiso con la cohesión digital: Redoblar esfuerzos para cerrar la brecha digital rural mediante infraestructuras robustas que aseguren la igualdad de oportunidades en todo el territorio.

Retos internos del sector

Además, es importante destacar los retos internos que enfrenta el sector, entre los que se encuentra su propia transformación digital para ofrecer soluciones más innovadoras y eficientes. Otros desafíos clave incluyen el aumento de la colaboración para compartir infraestructuras, un tema que plantea grandes retos tanto para la competencia como para la innovación; la reducción del consumo energético para minimizar el impacto ambiental de esas infraestructuras; la expansión de la red 5G, que exige interoperabilidad entre tecnologías, y el despliegue de small cells en áreas densamente pobladas. A esto se suma la necesidad de mejorar la eficiencia ante el auge del IoT y una mayor ciberseguridad frente al creciente número de dispositivos y redes interconectados.

De cara a 2025, el éxito del sector dependerá de su capacidad para evolucionar

El sector de las telecomunicaciones es la columna vertebral de la digitalización económica y social. España tiene una oportunidad única para liderar esta transformación, pero para ello debe superar sus retos estructurales y aprovechar su ventaja competitiva en infraestructura.

De cara a 2025, el éxito del sector dependerá de su capacidad para evolucionar desde un enfoque de infraestructura hacia un modelo colaborativo, donde la regulación, la inversión y la innovación trabajen en sinergia. Solo así podremos garantizar que el futuro digital sea accesible para todos y sostenible a largo plazo.

Autor: Miguel Sánchez Galindo, director general de DigitalES (Asociación Española para la Digitalización)

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