Corría el año 2006, con el MWC recién aterrizado en Barcelona y con Zonamovilidad.es ya como media partner. El congreso servía como escaparate de una tecnología que hace solo unos años que ha despegado. El primer concepto de un smartphone plegable, el Readius, que abría el camino para teléfonos que conoceríamos más adelante.
Durante los años siguientes se pudieron ver diferentes modelos, conceptos y prototipos y en 2011, Kyocera lanzaba el Echo, un smartphone Android de doble pantalla táctil, que contaba con dos pantallas táctiles de 3,5 pulgadas. Empieza así la era del plegable, que no despegó. NEC, ZTE, LG, Royale y hasta Microsoft mostraron o patentaron proyectos para evolucionar estas tecnologías, incluso Xiaomi mostró una demo en 2019.
Nos quedamos ahora en ese año, 2019, cuando en cuestión de 4 días Samsung y Huawei se pegarían por ser el primero de los grandes en lanzar comercialmente un smartphone plegable. El 20 de febrero lo hizo Samsung con el Galaxy Fold, el 24 de febrero fue Huawei con el Mate X. Este año hemos conocido el primer smartphone con triple pliegue, el Mate XT de Huawei. Más leña al fuego.
Estos dispositivos fueron los que realmente dieron el pistoletazo de salida a los teléfonos plegables. Huawei se quedó en China, pero Samsung sí salió de su mercado local y llegó incluso a España. Cinco años después, los plegables han irrumpido en el mercado como una gran promesa tecnológica, asegurando que sería el futuro de la telefonía móvil. Nada más lejos de la realidad.
La pantalla, la gran innovación y uno de los grandes peros
La pantalla plegable es, sin duda, el elemento que más llama la atención en esta nueva categoría de dispositivos. El sector ha sido capaz de desarrollar un panel que se puede doblar, pero que sigue pudiendo ofrecer niveles de resolución muy elevados.
La capacidad de tener un smartphone que se convierte en tablet con solo abrirlo, o uno que cabe en la palma de la mano para luego desplegarse en una pantalla completa, es un hito que hace unos años parecía reservado a la ciencia ficción. Sin embargo, esta innovación, aunque visualmente impactante y prometedora, no ha estado exenta de desafíos y limitaciones que afectan directamente la experiencia de uso.
Uno de los principales inconvenientes de las pantallas plegables es su durabilidad. A diferencia de las pantallas tradicionales, estas tienen una capa flexible que, aunque permite el pliegue, es más susceptible a los daños: muchos de los fabricantes prometen unos 500.000 pliegues sin impacto; la realidad es que con unos meses de uso ya podemos ver algunas muescas o que el pliegue se hace más visible.
"La calidad de la pantalla en muchos de estos dispositivos, aunque generalmente de alto nivel en términos de brillo y resolución, a veces se ve afectada por el propio pliegue"
Los usuarios de dispositivos plegables han reportado problemas de pliegues visibles, arañazos y, en algunos casos, incluso grietas en las zonas de mayor flexión. Aunque los fabricantes han mejorado sus materiales y diseños a lo largo de los años, la tecnología aún no alcanza el nivel de resistencia y longevidad que los usuarios esperan en un smartphone de gama alta.
A esto se suma la experiencia visual. La calidad de la pantalla en muchos de estos dispositivos, aunque generalmente de alto nivel en términos de brillo y resolución, a veces se ve afectada por el propio pliegue. La zona central de la pantalla, donde se produce el pliegue, puede presentar una ligera deformación que resulta visible en ciertas condiciones de luz y ángulos de visión, lo que afecta la inmersión al ver contenidos o interactuar con el dispositivo. En dispositivos de gama alta, cualquier imperfección es más notoria y menos tolerada por los consumidores, lo que convierte este aspecto en un “pero” significativo.
La batería, uno de los grandes defectos
Tras varias generaciones de smartphones plegables he tenido la oportunidad de probar, en mayor o medida, gran parte de ellos, e incluso los he usado como teléfono personal durante meses.
El aspecto de la autonomía es crucial en cualquier teléfono, y sino que le cuenten a cualquier usuario de iPhone las penurias que viven por ir pegados a una batería portátil o al cargador para llegar al final del día. En smartphones Android esto no suele ser habitual, hasta ahora. Los plegables, tanto de tipo concha como de tipo libro, han demostrado una autonomía más que decepcionante.
"La innovación no debería significar comprometer lo esencial y para un usuario, la autonomía es clave"
Al tener pantallas más grandes (y más número de pantallas), el consumo energético es mayor por lo que lo normal sería optar por instalar baterías más grandes que puedan dar respuesta a ello, pero la lucha por la delgadez y el peso ligero de los dispositivos está sacrificando capacidad a las baterías. Esto se traduce en teléfonos que, muy a duras penas, aguantan un día completo de uso, obligando a usar solo las pantallas externas (que en el caso del tipo concha solo es 100% útil en el Razr de Motorola y el MIX Flip de Xiaomi) que al ser más pequeñas, consumen menos.
La innovación no debería significar comprometer lo esencial y para un usuario, la autonomía es clave, especialmente si hablamos de un equipo diseñado para ofrecer productividad en movimiento y entretenimiento portátil.
Las cámaras: gama media, pero pagando por el lujo
El precio de los plegables es uno de los temas más criticados desde su lanzamiento. En esta misma cabecera lo hemos repetido en todas y cada una de las pruebas, y muchos de nuestros compañeros de profesión han hecho lo propio. Innovar es caro y quien quiere lo último de lo último tiene que estar dispuesto a pagar más.
Ahora ya empezamos a encontrar algunos plegables de gama media, como el Nubia Flip 5G de ZTE por menos de 600 euros, pero no es algo habitual. Los precios rondan entre los 800 y los 1.200 en el caso del tipo concha y entre los 1.400 y más de 2.000 euros en el caso del tipo libro. Precios que los sitúan directamente en las gamas más altas, compitiendo directamente contra los flagships de cada marca.
En este sentido, cualquier usuario podría esperar prestaciones de alta gama, pero la realidad es diferente. Mientras que los dispositivos no plegables de gama alta presumen de contar con cámaras avanzadas, con sensores que permiten capturar imágenes en condiciones de baja luz, con zooms ópticos de gran calidad y tecnologías basadas en inteligencia artificial, los smartphones plegables parecen haber adoptado un enfoque conservador en este aspecto.
“Los consumidores están pagando por una innovación que no va acompañada de mejoras significativas en áreas que son prioritarias para el usuario final”
Muchos de estos modelos cuentan con cámaras que estarían más alineadas con teléfonos de gama media, lo cual es inaceptable cuando se paga un precio premium. Los consumidores están pagando por una innovación que no va acompañada de mejoras significativas en áreas que son prioritarias para el usuario final.
Vayamos a las cifras
A pesar del ruido mediático que han generado estos dispositivos, las cifras de ventas muestran que el mercado de los smartphones plegables sigue siendo marginal en comparación con los dispositivos tradicionales.
En 2022 se vendieron algo más de 14 millones de smartphones plegables en todo el mundo y en 2023 los cálculos apuntan a unos 21 millones, cifras que palidece frente a los más de 1.300 millones de smartphones vendidos en total ese 2022 y los 1.166 millones que se vendieron en 2023.
"La innovación parece estar centrada en aspectos superficiales como el pliegue y la pantalla, mientras que los elementos que realmente importan a los consumidores se han relegado a un segundo plano"
La cuestión fundamental es si los smartphones plegables están realmente aportando un valor añadido a los usuarios más allá del impacto visual. Si se analiza detenidamente, la innovación parece estar centrada en aspectos superficiales como el pliegue y la pantalla, mientras que los elementos que realmente importan a los consumidores, como la calidad de las cámaras, la autonomía de la batería y el rendimiento global, se han relegado a un segundo plano.
Los dispositivos plegables deberían ofrecer lo mejor en todos los aspectos, especialmente cuando su precio compite con los mejores smartphones del mercado. Sin embargo, los fabricantes parecen estar más interesados en crear dispositivos que se vean futuristas y llamativos, sin prestar suficiente atención a las necesidades reales de los usuarios.
Por ello creo que es importante que las marcas entiendan que la verdadera innovación no está en ofrecer un diseño atractivo o una pantalla que se pliegue, sino en mejorar la experiencia de usuario en su totalidad. Si un dispositivo está posicionado como gama alta, debe cumplir con las expectativas en todos los aspectos. Cinco años después, ya no se puede seguir justificando un precio elevado cuando los smartphones plegables siguen fallando en áreas clave.