Este cambio implicaría que OpenAI ya no estaría controlada por su actual consejo sin ánimo de lucro. Este giro estratégico supone una transformación radical en el modelo y la filosofía de OpenAI.
Valorada en unos 86.000 millones de dólares, OpenAI se constituyó originalmente como una entidad sin ánimo de lucro con la misión de "promover y desarrollar una IA amigable que beneficie a toda la humanidad". Sin embargo, tras el éxito de ChatGPT, esta misión está en dudas.
OpenAI actualmente tiene una estructura híbrida, donde una matriz sin ánimo de lucro (OpenAI Inc.) controla varias filiales con fines comerciales, pero con un límite en la distribución de beneficios a los inversores. Altman ha sugerido al consejo la posibilidad de convertirse en una B Corp, un modelo adoptado por rivales como Anthropic y xAI, lo que permitiría a OpenAI perseguir beneficios ilimitados mientras mantiene un propósito social, aunque sin el control del consejo actual, allanando el camino para una posible salida a bolsa.
A pesar de ello, OpenAI defiende que "seguimos enfocados en construir una IA que beneficie a todos. La entidad sin ánimo de lucro es fundamental para nuestra misión y continuará existiendo".
Recientemente, Altman ha remodelado el consejo de OpenAI, incorporándose a sí mismo como vigilante y nombrando a aliados como Sue Desmond-Hellmann, ex-CEO de la Fundación Gates, y Paul Nakasone, exdirector de la NSA.
El posible cambio de OpenAI hacia un modelo puramente comercial marca un punto de inflexión para una empresa que nació con la promesa de poner la IA al servicio del bien común. Aunque mantener un enfoque benéfico en un entorno ultracompetitivo resulta cada vez más difícil, hay temor de que la persecución de beneficios ilimitados desvíe a la empresa de sus principios fundacionales.
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