Y sí, a veces nuestro conocimiento, el de los periodistas, tiene un centímetro de profundidad, no podemos ser especialistas en todo aquello sobre lo que escribimos, máxime si tenemos que dedicar la mayor parte de nuestro tiempo a luchar contra el inaceptable e indigno SEO de Google (quien decide sobre qué y de qué forma se escribe en el mundo, en contra de cualquier principio de libertad de expresión y actuación) o contra los inventos de agencias plenas de ignorancia o de intereses propios, incapaces de separar la paja del heno. Por eso, escuchamos las explicaciones y procuramos aprender de los que sí saben; sin ponernos, en las más de las ocasiones, el chaleco anti-marketing. Y es que los grandes saben hacer su trabajo y si como muestra vale un botón, miremos a Apple, la mayor empresa del mundo por su valor… el marketing.
Es verdad, el mercado es voluble y se rige por leyes despiadadas
A quién estamos haciendo la publicidad gratis
Pero, a veces hay que parar a reflexionar y pensar, por ejemplo, a quién le estamos haciendo la publicidad gratis abducidos por las tendencias y qué consecuencia puede tener el impacto de nuestros textos en el mercado. Nos aupamos a hombros del recién llegado, del que presenta credenciales llamativas, del que habla de ‘high tech, low cost’, aunque eso pueda llegar a suponer destruir cientos de empleos de trabajadores españoles que cotizan a la seguridad social o reducir el pago de impuestos de quienes sí hacen la declaración en las arcas del canMontoro. Llenamos páginas y páginas sobre quien no invierte un euro en nuestro país ni en nuestros medios, y lo hacemos en detrimento de quien sí vela por el mantenimiento de nuestro propio sustento.
Es verdad, el mercado es voluble y se rige por leyes despiadadas: recordemos, cayó Motorola ante el éxito de Nokia, cayó Nokia en aras del triunfó de Samsung, llegó la hora en que baja Samsung y Huawei se corona, pero todas ellas, todas, dieron trabajo y estabilidad a cientos, miles de personas en España; sin embargo, ahora, el apocalipsis entra por la red y lo recibimos con palmas. Y yo, freno, reflexiono y me pregunto ¿qué es lo que estamos haciendo?