La empresa china TP-Link, que actualmente lidera el mercado de routers para hogares y pequeñas empresas, se enfrenta a investigaciones por parte de varias agencias gubernamentales estadounidenses debido a preocupaciones relacionadas con la seguridad nacional.
Las indagaciones, realizadas por los Departamentos de Comercio, Justicia y Defensa, buscan esclarecer posibles vulnerabilidades en los dispositivos de la compañía que podrían haber sido aprovechadas en ciberataques vinculados a actores estatales chinos.
Con una cuota de mercado cercana al 65% en el segmento de routers en Estados Unidos, TP-Link, que recientemente ha trasladado su sede a Singapur, se ha consolidado como una opción accesible y popular para usuarios domésticos y comerciales. Sin embargo, su éxito se ha visto empañado por acusaciones de que los dispositivos presentan fallas de seguridad que la empresa no habría abordado de manera efectiva.
Un reciente informe de Microsoft identificó routers TP-Link comprometidos como parte de una campaña de hacking asociada con el gobierno chino, lo que intensificó las preocupaciones de las autoridades estadounidenses.
Además, el Departamento de Justicia investiga si la compañía incurrió en prácticas de dumping, vendiendo routers por debajo de su coste de producción. Esta estrategia, presuntamente orientada a dominar el mercado, podría contravenir las leyes antimonopolio estadounidenses y plantear un nuevo desafío legal para la empresa.
Infraestructuras críticas y riesgos potenciales
Los routers de TP-Link no solo los usan hogares y pequeños negocios, sino que también están presentes en instituciones como el Departamento de Defensa y la NASA. Esta amplia adopción ha incrementado los temores de que las vulnerabilidades en los dispositivos puedan comprometer infraestructuras críticas o ser explotadas para espionaje y robo de datos.
Las autoridades están considerando prohibir la venta de productos TP-Link en Estados Unidos, una medida que, de concretarse, marcaría un hito significativo en las restricciones a la tecnología china, similar a las acciones tomadas contra Huawei en 2019.
Ante el escrutinio, TP-Link ha expresado su disposición a colaborar con las investigaciones. En un comunicado, un portavoz de su filial en California asegura que la compañía está comprometida con los estándares de seguridad de la industria y con mitigar los riesgos que preocupan a las autoridades. "Damos la bienvenida a cualquier oportunidad de interactuar con el gobierno de Estados Unidos para demostrar que nuestras prácticas de seguridad cumplen plenamente con los estándares del sector", apunta el portavoz.
Posibles repercusiones: del veto a la multa
La investigación sobre TP-Link pone en riesgo su presencia en el mercado estadounidense, pero también podría afectar a los consumidores que dependen de sus dispositivos asequibles para acceder a internet. Si se implementa una prohibición, los usuarios se enfrentarán un aumento de precios al buscar alternativas en un segmento de mercado dominado por pocos actores.
El caso de TP-Link es el más reciente en una serie de acciones del gobierno estadounidense destinadas a reducir la dependencia de la tecnología china en infraestructuras críticas. Estas medidas reflejan una estrategia más amplia para abordar tensiones comerciales y de ciberseguridad entre las dos principales economías del mundo.