El bombazo informático estaba servido, bastaba una pregunta en alguna multitudinaria rueda de prensa de las muchas que en ese momento tenían lugar (se celebraba el MWC) para poner, de nuevo, a la coreana en jaque. La vida nos ofrece extrañas oportunidades…
Sin embargo y a pesar de las presiones e incluso de los deseos, hice lo que me enseñaron que se debe hacer: llamé para contrastar la información y pregunté si se habían dado más casos. Es más, procuré que el terminal accidentado llegara a las manos correctas para su análisis a cambio de la primicia en el resultado del mismo (datos de los que, a pesar de solicitarlos reiteradamente, nunca me hicieron partícipe). A fuer de ser sincera hubo un hecho que frenó mis dedos ante el teclado: el teléfono se había caído antes de hincharse y entrar en combustión. Y todos sabemos que un golpe a cualquier aparato electrónico puede ocasionarle daños inesperados.
La prudencia es la madre de todas las ciencias
Hoy, firmando el fin de año, me alegro de que la prudencia se impusiera al orgullo profesional. A veces la intuición no falla y todos sabemos que no se dieron más casos, o no masivamente, y que el ‘caliente Note 7’ dio como resultado un Note 8 al que sólo un par de teléfonos (Huawei Mate 10 y el LG V30) son capaces de hacer sombra.
El colofón empresarial que Samsung le ha puesto al año, copa de champan en mano, no pude ser más halagüeño; como lo han sido los de otros como Huawei, Orange, MásMóvil o Lenovo (que se empeñó en hacernos mayores celebrando los 25 años del ThinkPad) quienes firman un 2017 de órdago. Ojalá esa bondad que ha dispendiado el número mágico con algunos se convierta en un 8 infinito para todos.