Este disparate en el uso de smartphones entre los menores ha generado preocupaciones entre los expertos en educación y salud infantil. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), un 69,6% de los niños menores de 15 años cuenta con un smartphone propio, lo que evidencia cómo esta tecnología se ha integrado en la vida cotidiana de los más jóvenes.
La conexión a Internet se intensifica
Si se profundiza más en este tema, las estadísticas se vuelven aún más alarmantes al analizar el acceso a Internet. A partir de los 10 años, uno de cada cinco niños utiliza Internet diariamente. Este porcentaje aumenta considerablemente a los 12 años, donde más de dos tercios de los menores están conectados. Respecto a los menores de 15 años, la cifra se eleva a un 96%. Esto indica que prácticamente todos los menores en esta franja de edad están inmersos en un entorno digital que, a menudo, resulta demasiado amplio y complicado de gestionar sin la supervisión adecuada.
Ante este escenario, Jorge Álvarez, CEO de SaveFamily, ha dicho que “este creciente volumen de uso pone de manifiesto los desafíos que enfrentan las familias y educadores”. La gestión del tiempo de pantalla, la exposición a redes sociales y el impacto en el desarrollo cognitivo y social son temas que requieren atención y supervisión cada vez más rigurosas.
Variaciones regionales en el acceso a la tecnología
Paralelamente, si se observa el uso de móviles por comunidades autónomas, Extremadura y La Rioja destacan como las regiones con el mayor porcentaje de menores de 15 años que poseen un smartphone, alcanzando un 79%. Les siguen Andalucía (74,3%), Comunidad Valenciana (73,9%) y Canarias (72,5%). En contraste, Cantabria (60,8%), Navarra (62,6%) y Castilla y León (63,1%) se encuentran por debajo de la media. Madrid y Cataluña también están por debajo, con un 67,7% y 67,4%, respectivamente.
Consecuencias del uso excesivo de dispositivos móviles
El uso intensivo y temprano de móviles está transformando la "infancia moderna". Las pantallas se han convertido en el “juguete” preferido de los niños y, al mismo tiempo, se han integrado de manera peligrosa en el ámbito educativo. Sin embargo, esta dependencia tecnológica puede tener efectos adversos en el desarrollo cognitivo y social de los menores, provocando problemas de atención, memoria y resolución de problemas. En el entorno escolar, las constantes notificaciones y el acceso ilimitado a redes sociales distraen a los alumnos, lo que ha llevado a muchos colegios a prohibir estos dispositivos en sus instalaciones.
Finalmente, estos riesgos no se limitan al ámbito educativo. La Fundación ANAR, que trabaja con menores en riesgo, advierte que el uso incontrolado del móvil puede afectar negativamente el desarrollo emocional y social de los niños. Desde la dependencia tecnológica hasta el ciberacoso, los peligros asociados son significativos, lo que lleva a recomendar no entregar un primer dispositivo a edades muy tempranas.