España, como uno de los principales actores del sector, ocupa un lugar destacado en el último informe de Ookla sobre la relación entre el número de operadores y la calidad del servicio, la velocidad de las redes y los precios al consumidor. El análisis plantea preguntas fundamentales sobre cómo alcanzar un equilibrio entre la competencia, la inversión en infraestructuras y la asequibilidad de los servicios.
Cuatro operadores frente a tres: ¿Cuál es el número ideal?
Desde hace años, la industria de telecomunicaciones ha abogado por la reducción del número de operadores en cada mercado, argumentando que tres grandes compañías serían suficientes para garantizar la inversión necesaria en infraestructura avanzada. Por otro lado, los reguladores y autoridades han promovido la presencia de un cuarto operador, con el objetivo de fomentar la competencia y proteger los intereses de los consumidores.
El informe de Ookla, especializado en analizar servicios de conectividad, arroja luz sobre este debate. Según sus datos, en los mercados con tres operadores, la velocidad media de descarga durante el segundo y tercer trimestre de 2024 fue un 56% superior en comparación con aquellos que tienen cuatro actores principales. Además, de los diez países con las velocidades de descarga más rápidas, siete cuentan con tres operadores. Esto pone en evidencia que una menor fragmentación del mercado puede favorecer la eficiencia en el uso de recursos y la calidad de las redes.
En España, donde actualmente operan cuatro grandes compañías (Movistar, Orange, Vodafone y MásMóvil), las tarifas de datos móviles se encuentran entre las más competitivas de Europa, con un coste promedio de 0,48 dólares por gigabyte. Esto contrasta con los mercados de tres operadores, donde el coste promedio asciende a 1,66 dólares por gigabyte, casi cinco veces más alto. Esta diferencia subraya cómo la competencia basada en precios puede beneficiar directamente al consumidor en mercados con cuatro actores principales.
Impacto en la cobertura y la consistencia de la red
Aunque el número de operadores influye en aspectos como la velocidad y el precio, el informe de Ookla sugiere que la cobertura de red depende más de factores socioeconómicos, como la urbanización y el desarrollo económico. España, con su combinación de áreas densamente pobladas y zonas rurales, presenta un desafío particular en este sentido. Sin embargo, los operadores españoles han logrado un buen desempeño en la cobertura gracias a sus inversiones en redes 4G y 5G.
A pesar de esto, Ookla señala que en mercados con cuatro operadores, las diferencias en la calidad de la red entre el mejor y el peor proveedor tienden a ser más pronunciadas. Esto indica que, aunque haya una alta disponibilidad de red, la experiencia del usuario puede variar significativamente dependiendo del operador.
Consolidación en Europa: ¿Solución o reto?
El informe también aborda la posibilidad de promover una consolidación a gran escala en Europa para mejorar la competitividad global del sector. Según Ookla, esta estrategia, sin el acompañamiento de políticas complementarias, es poco probable que alcance los objetivos deseados.
Países como Dinamarca y los Países Bajos destacan como ejemplos de éxito gracias a enfoques más específicos: el primero, con cuatro operadores y acuerdos de compartición de redes; el segundo, con tres operadores y una alta concentración que no ha afectado negativamente a la velocidad de las redes.
En este sentido, Ookla propone un enfoque más matizado para el mercado europeo, incluyendo medidas como:
- Reforma en la asignación de espectro: Diseñar subastas que eviten costos excesivos y recompensar a las empresas que cumplan con sus compromisos de despliegue.
- Fomento de la compartición de redes: Incentivar acuerdos de compartición en áreas donde la inversión individual no sea rentable, especialmente en zonas rurales o con baja densidad de población.
- Reducción de burocracia: Simplificar los procesos regulatorios para disminuir los costes de despliegue y fomentar la innovación tecnológica.
Estas propuestas buscan garantizar un equilibrio entre la inversión en infraestructuras, la sostenibilidad económica de los operadores y la protección de los consumidores.