La Comisión Europea prepara una estrategia para reducir las cargas regulatorias derivadas de la Ley de Inteligencia Artificial (AI Act), con el objetivo de facilitar su implementación entre startups y empresas emergentes del sector tecnológico.
Así se desprende de un documento interno de Bruselas, en el que se detalla la intención del Ejecutivo comunitario de recoger comentarios del sector para simplificar la normativa.
El plan, denominado AI Continent Action Plan, plantea la necesidad de ajustar la normativa vigente a partir de las primeras lecciones extraídas de su fase de implementación. “Existe una oportunidad para minimizar la carga potencial de cumplimiento de la Ley de IA, particularmente para los pequeños innovadores”, señala el borrador del documento. La medida será presentada esta semana por la responsable de digitalización de la UE, Henna Virkkunen.
El AI Act, aprobado en 2023, estableció un marco legal pionero a nivel mundial. A diferencia de la aproximación más laxa y voluntaria adoptada por Estados Unidos, o de la normativa orientada al control estatal implementada en China, la legislación europea se centra en imponer estrictos requisitos de transparencia para sistemas de alto riesgo, y obligaciones más leves para modelos de propósito general.
Presiones desde el sector tecnológico
La Comisión Europea ha recibido numerosas críticas por parte de grandes empresas tecnológicas y líderes del ecosistema de inteligencia artificial. Estas compañías han señalado que el exceso de burocracia y la falta de claridad normativa dificultan su desarrollo frente a competidores estadounidenses y chinos. En una entrevista reciente, el vicepresidente de Asuntos Globales de OpenAI, Chris Lehane, instaba a Bruselas a mantener unas reglas “simples y predecibles”.
La estrategia que se presentará hoy mismo también responde a preocupaciones recogidas en el informe sobre competitividad del ex primer ministro italiano Mario Draghi, y se alinea con los ejes estratégicos del segundo mandato de Ursula von der Leyen. Según el texto provisional, Bruselas pedirá a la industria tecnológica que “identifique dónde la incertidumbre regulatoria crea obstáculos” para el desarrollo y despliegue de sistemas de IA.
En contraposición, hace solo unas semanas algunos de los principales impulsores de esa norma, entre los que se encuentran la española Carme Artigas, artífice de la norma, y varios eurodiputados, han enviado una carta a la comisaria digital, Henna Virkkunen, exponiendo sus preocupaciones y piden que no se rebaje el alcance de la AI Act, aunque se centran principalmente en obligaciones que se le imponen a las grandes tecnológicas.
La Comisión también proyecta una ampliación significativa de la capacidad tecnológica de la Unión Europea
Más allá de la revisión normativa, la Comisión también proyecta una ampliación significativa de la capacidad tecnológica de la Unión Europea. Entre las iniciativas destacadas figura la construcción de cinco gigafactorías de inteligencia artificial, una promesa valorada en 20.000 millones de euros lanzada por Von der Leyen durante la Cumbre de Acción sobre IA celebrada en París.
Estas instalaciones estarán destinadas a entrenar modelos de IA de alta complejidad, y contarían con una capacidad de procesamiento cuatro veces superior a la de los superordenadores actuales. En paralelo, la Comisión plantea triplicar la capacidad de los centros de datos europeos en los próximos cinco a siete años, en un intento por reducir la dependencia de infraestructuras no comunitarias, dominadas por actores estadounidenses como Amazon, Google o Microsoft.