Pilar Bernat | Miércoles 22 de octubre de 2014
Mal por quien lo hace, mal por quien lo acepta y mal por quienes nos lo creemos, no lo contrastamos y nos hacemos eco.
La moda de intoxicar o mentir utilizando a los medios de comunicación para perseguir un objetivo, es, cuando menos, perverso y una práctica social poco recomendable. Gabinetes de comunicación, agencias, confidentes falsos, todo vale si hay una cantidad sustanciosa en juego y lo que se avecina "no nos conviene".
Históricamente la prensa tiene como misión pelear y trabajar la información; pero el hecho de que abramos el correo, nos lleguen las noticias ya redactadas y las plasmemos (lo hacemos todos por razones obvias) lleva a una mala praxis que sólo invita a la confusión.
Una de las últimas y más sonadas operaciones empresariales del mundo de las telecomunicaciones ha tenido mucho de esto y, ya que somos conscientes, debemos denunciarlo.
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