La operación de la venta de la filial argentina por un importe cercano a los 1.200 millones de euros se ha firmado con cláusulas que garantizan que el comprador asume cualquier posible desequilibrio financiero que pueda aparecer en las cuentas de la filial, con el fin de evitar litigios a posteriori.
Desde el punto de vista financiero, la operación no tendrá un gran impacto en las cuentas de Telefónica, ya que la filial argentina estaba valorada en torno a los 1.000 millones de euros, coincidiendo con el importe de la transacción, por lo que la plusvalía será mínima. Sin embargo, esta venta se enmarca en la estrategia de la compañía de reducir su exposición a economías con elevada volatilidad de las divisas, como Argentina, donde las recurrentes devaluaciones del peso han generado pérdidas en los últimos veinte años.
Para llevar a cabo la transacción, Telefónica ha contado con la asesoría financiera de JPMorgan, entidad que ha jugado un papel clave en el proceso de venta. El grupo comprador incluye, además de Clarín, otros inversores cuyo interés en la filial argentina se enmarca en la expansión y consolidación del sector de telecomunicaciones en el país sudamericano.
Esta operación es parte de una estrategia más amplia de Telefónica para reducir su presencia en América Latina. En 2019, el consejo de administración aprobó la salida parcial del continente y creó Hispam, un holding que agrupaba sus operaciones en la región, con la intención de venderlo parcialmente. Sin embargo, al no encontrar compradores que pagaran los más de 10.000 millones de euros en los que se valoró la división, Telefónica optó por vender activos país por país, como hizo con Panamá y trató de hacer con Colombia.