Para poner un contexto, los clientes de la banca digital suelen ser menores de 35 años, mientras que los que utilizan únicamente servicios tradicionales superan los 60. Estos jóvenes son activos en el mercado laboral y disfrutan de estabilidad económica, con ingresos medios y una mayor apertura hacia servicios financieros innovadores.
No obstante, la mayoría de estos usuarios también mantienen cuentas en bancos tradicionales, con solo un 10% siendo clientes exclusivos de la banca digital. Esto se debe a su educación financiera, que les lleva a diversificar sus cuentas en busca de seguridad y eficiencia en la gestión de sus ahorros.
Entre las razones que los llevan a elegir la banca digital están la personalización de servicios, la comodidad y la reducción de costos, ya que las entidades digitales suelen ofrecer tarifas más competitivas. Los servicios más demandados incluyen atención al cliente 24/7, cambio de divisas, billeteras digitales, préstamos online y transferencias rápidas.
Sin embargo, la seguridad es una gran preocupación, ya que muchos temen las estafas y el fraude digital. Con un 80% de los españoles habiendo experimentado intentos de estafa en 2024, la protección de datos se vuelve fundamental para generar confianza.
Aunque la digitalización avanza, algunos consumidores aún valoran las sucursales físicas y el contacto humano, especialmente los de mayor edad. Este perfil de usuario es consciente de la tecnología y busca innovaciones como la inteligencia artificial y soluciones de ciberseguridad que mejoren su experiencia y protejan su información.