La teleco ha firmado acuerdos de confidencialidad con cinco potenciales compradores interesados en adquirir su negocio en el país sudamericano. Entre ellos destaca América Móvil, la gigante mexicano de telecomunicaciones controlado por el magnate Carlos Slim, que ya compite con Telefónica en Argentina a través de su marca Claro. Se estima que la valoración de la venta de la filial argentina podría situarse en una horquilla cercana a los mil millones de euros. Telefónica ha contratado a JPMorgan como asesor para llevar a cabo este proceso.
El proceso de venta no solo incluye a América Móvil como interesado, también a varios grupos industriales, algunos de ellos europeos, como la francesa Iliad y la estadounidense Liberty Global, que ya es socio del operador español en Reino Unido con Virgin Media O2.
América Móvil, a pesar de ser uno de los principales competidores de Telefónica en Latinoamérica, ha mostrado su disposición a colaborar con la teleco que lidera Marc Murtra en diversas ocasiones. Un ejemplo de ello es la venta de las filiales de Telefónica en Guatemala y El Salvador en 2019, aunque posteriormente se rompió el acuerdo por El Salvador.
Ambas compañías también han llegado a acuerdos como en 2020, cuando se distribuyeron los activos móviles de Oi, el cuarto operador de Brasil, con la italiana TIM. A finales de 2024, intentaron repartir los activos de Wom, el cuarto operador de Chile, aunque dicho acuerdo finalmente no se materializó.
Por otro lado, en países como Perú y Colombia, Telefónica también está enfrentando procesos de desinversión. En Colombia, la compañía cerró en julio de 2024 un acuerdo con Millicom para vender su filial por 400 millones de euros, aunque la situación en Perú es más compleja.
El mayor desafío de Telefónica se encuentra en Perú, donde la empresa ha estado en conversaciones con potenciales compradores, pero además enfrenta un complicado arbitraje con el Estado peruano. La disputa gira en torno a una reclamación fiscal de hasta 1.122 millones de euros por daños y perjuicios, relacionados con la actuación de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat). Telefónica considera que la Sunat actuó de manera arbitraria y abusiva en su proceso de reclamación fiscal, que se remonta a más de dos décadas atrás.
Las desinversiones que Telefónica está llevando a cabo en diferentes países de América Latina forman parte de una estrategia para simplificar su estructura y centrarse en mercados clave, anunciado por Álvarez-Pallete y acelerado ahora bajo el mandato de Murtra.