Pruebas

Prueba del anillo Rikki

Rikki (Foto: JLT).
Javier López Tazón | Martes 17 de diciembre de 2024
Hacía tiempo que no notaba sorpresa o curiosidad por algo que estuviera probando. Ha tenido que ser uno de los equipos más sencillos el que vuelva a llamar la atención. Rikki es un anillo que sirve, al menos de momento, únicamente para pagar. No usa baterías, no hay que recargarlo, se puede mojar, aguanta roces, golpes y caídas. Y, para pagar no hace falta que tengas cerca el móvil, el reloj o la tarjeta. Es el complemento ideal para ir este verano a la playa sin preocuparte por la cartera. Yo lo pediría a los Reyes ya.

Inteligencia Artificial, supercámaras de fotos, pantallas gigantes, móviles plegables, teles miniLED, OLED, QLED, nanoCELL, WiFi 6, Bluetooth 5.3, sonido Dolby Atmos, espacial, 360... El mundo de la tecnología está lleno de siglas y tiene por detrás una maquinaria de marketing que pugna por llamar la atención del público y lograr un efecto sorpresa. Pero el efecto ¡guau! (queda mejor cuando se escribe en inglés: efecto wow) pocas veces llega. Y últimamente, a pesar de todas esas características y siglas, cada vez es más caro de conseguir. Con decir que no lo logra ni Apple...

Y, sin embargo, he vuelto a sentirlo con un dispositivo de lo más simple. Con un anillo que únicamente sirve para pagar (vale, están investigando para poder realizar otras funciones, pero de momento, es lo que hay). Rikki es una familia de anillos con un chip NFC integrado que permite pagar en cualquier terminal TPV sin necesidad de llevar el móvil, la tarjeta o un reloj inteligente. Cierras el puño, lo acercas al TPV y listo. Ese gesto ha llamado la atención cada vez que lo he usado delante de alguien, ya sea cliente, cajero o dependiente. “Hala, ¿y eso?”, “¿Has visto? Ha pagado con el anillo”. Y, como pasaba en los buenos tiempos en los que se estaba inventando casi todo, te preguntan.

Cómo funciona Rikki: Curve o Revolut

Las preguntas son prácticamente las mismas que me hacía yo en las primeras aproximaciones al Rikki. ¿No hay que llevar el móvil? ¿Cómo se carga? Ah, ¿que no hace falta cargarlo?, ¿Que no tiene batería? Y ¿cómo funciona?

Los anillos Rikki son básicamente una forma de llevar un chip NFC con el que vamos a pagar. El móvil es necesario para hacer la configuración, activarlo y desactivarlo. A partir de ese momento, cuando ya está el anillo asociado a una tarjeta, ya no hace falta nada más para poder pagar con él.

Es simple como el mecanismo de un chupete. Pero los pasos previos pueden resultar algo más complicados. Estoy más que acostumbrado a usar tarjetas de crédito en dispositivos electrónicos. A darlas de alta y de baja para utilizarlas en teléfonos móviles o en relojes inteligentes. Es un proceso que además se ha ido simplificando y cada vez es más automático. Así que, cuando recibí el Rikki que había pedido a la compañía catalana me las prometía muy felices, pero nuestro encuentro no fue tan feliz. Y es que no tengo, perdón tenía, una tarjeta Revolut ni una Curve. Y, sin eso, olvídate.

Así que, amigo lector, si eres de los de mi grupo y no cuentas con este tipo de tarjetas, éste será también tu primer paso. Y es que Rikki no trabaja contra una tarjeta bancaria de las convencionales. La opción Curve es una especie de metatarjeta a la que asocias las tarjetas que tengas; la función más básica de una Revolut es funcionar como una tarjeta prepago: se recarga y así se controla la cantidad que se puede gastar. Evidentemente, tiene otras muchas funcionalidades. Pero para empezar, la cuenta estándar es gratis y puede servir al menos para probar.

Al final, me he decantado por una Curve con el plan básico, que también es gratuito a no ser que pidas una tarjeta física. Una vez superado el escollo de la tarjeta y vinculado el anillo con una Curve, la cosa va tomando otro cariz. Y es que el sistema de pago de Rikki me ha parecido desde que lo conocí muy atractivo. Sobre todo, pensando en el verano: ni móvil ni reloj ni cartera ni tarjeta... Estás en una playa tan tranquilo, te apetece un helado, una cerveza, una ración de pescadito frito... Si hay un TPV (raro es el sitio incluso el chiringuito más alejado que no cuente con un datáfono), puedes pagar con tu anillo Rikki.

Facilidad de uso

Como escribía más arriba, los anillos Rikki esconden en su interior un sistema de pago basado en NFC y en la tokenización. Desde la app instalada en el móvil, se identifica el anillo, se sube la tarjeta (debe ser Visa o Mastercard, a través de Curve o Revolut), desde Visa o Mastercard la tokenizan y devuelven un token para que quede grabado en el anillo, de esa forma hay un único token por tarjeta y anillo. No hay posibilidad de confusión y la seguridad es, al menos, la misma que con una tarjeta de crédito.

Cómo pagar con Rikki

La mejor forma de realizar los pagos es acercar el puño en el que llevamos el anillo cerrado a la zona en la que el terminal de pago tiene el sensor NFC. Si colocamos la mano en otra postura puede fallar. Cuando se realiza la transacción, escucharemos un pitido. En caso de que sean pagos de más de 50 euros habrá que introducir el PIN que hemos creado para la tarjeta.

Excepto el último modelo que se acaba de sumar al catálogo de Rikki, que es de titanio, el resto son de material cerámico. Hay varios colores, dos terminaciones, dos grosores y once tallas. Los colores son rosa, blanco lunar, gris antracita y negro espacial para hombre, además del titanio. En todos los casos se puede optar por el modelo estándar o el slim.

Cómo elegir la talla correcta

Es importante elegir bien la talla. Por eso, desde Rikki ofrecen varias alternativas: un medidor virtual (yo lo he utilizado y ha funcionado perfectamente), utilizar como referencia un anillo que tengas o emplear el método del hilo y la regla. En estos dos últimos casos, además de explicar cómo se puede hacer, hay una tabla de equivalencias entre el diámetro o la longitud del hilo, la talla tradicional española y la talla Rikki. Por ejemplo, si el hilo (longitud de la circunferencia) mide 7,1 centímetros, la talla Rikki será 12 (la tradicional española, 27) y el diámetro interior del anillo será 2,3 centímetros.

Puede parecer complicado, pero no lo es tanto. Además, cuando recibes el anillo, por cierto, viene con una bandeja-joyero de madera de olivo tallada para dejarlo cuando llegues a casa, en el paquete viene una brida numerada para medir nuestra talla. En caso de que no hayamos recibido la medida adecuada, lo podemos devolver siempre y cuando no se haya configurado y asociado con una cuenta de usuario y dentro de los 14 días posteriores a la entrega.

Precio

El precio es el mismo para todos los modelos: 150 euros. Excepto el de titanio, que cuesta 249. También hay un outlet en el que están de oferta tres modelos por 105 y 120 euros.

Y ahora, Rikki empieza a aceptar tarjetas directamenteo

Mi desacuerdo con Rikki ha sido por la fase previa. Si no eres usuario de una tarjeta tipo Revolut o Curve, no puedes utilizar el anillo. Pues ha sido publicar mi análisis y recibir un correo con este encabezado: “Javier, RIKKI by UNICAJA ¡Ya lo tenemos!”. Los usuarios de tarjetas de Unicaja pueden vincularla directamente al anillo sin necesidad de utilizar una tarjeta puente.

El proceso es el mismo, a través de la aplicación de Rikki y con el mismo sistema de tokenización que le añade seguridad. El ultimo párrafo del correo electrónico dice: “Y si no eres de Unicaja, no desesperes, tal vez pronto, en algún momento, quizás, es posible... que te demos la sorpresa a ti también... algo se está cociendo a fuego lento... tenemos otros bancos en camino”.

Hasta donde yo sé, uno de esos “otros bancos” es, nada menos, que Caixabank.

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