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Robots que 'sienten': el poder de la empatía humana frente a las máquinas que simulan dolor

(Foto: Imagen creada con DALL-E).
María García | Jueves 31 de octubre de 2024
Un reciente estudio de la Universidad Radboud de Nimega, en Países Bajos, analiza cómo las personas responden ante robots que simulan emociones de sufrimiento.

La investigación, liderada por la investigadora Marieke Wieringa, sugiere que el comportamiento humano hacia los robots puede verse influenciado cuando estos dispositivos emiten señales de "dolor" o "lamentación", a pesar de que se sabe que los robots no sienten en absoluto.



Los voluntarios no mostraban reparos en golpear al robot cuando no reaccionaba, pero muchos se detenían cuando la máquina emitía sonidos de queja o simulaba incomodidad



En el experimento, a los participantes se les ha pedido golpear a un robot que, en algunos casos, emitía sonidos de lamento y, en otros, permanecía en silencio. Los resultados fueron claros: los voluntarios no mostraban reparos en golpear al robot cuando no reaccionaba, pero muchos se detenían cuando la máquina emitía sonidos de queja o simulaba incomodidad. Este hallazgo demuestra cómo la empatía puede activarse ante una simulación de sufrimiento, lo que lleva a las personas a evitar el maltrato, incluso cuando saben que no hay un ser sintiente detrás.

Otro experimento ha invitado a los participantes a elegir entre realizar una tarea aburrida o golpear al robot. Para reducir el tiempo de la tarea, podían golpear la máquina durante más tiempo. Al principio, muchos eligieron esta opción; sin embargo, cuando el robot comenzó a expresar "dolor", la mayoría prefirió completar la tarea en lugar de continuar con el maltrato. Este cambio de comportamiento revela cómo los indicios emocionales pueden influir en las decisiones, incluso cuando no existe un daño real.



Manipulación emocional


Wieringa advierte sobre el potencial uso comercial de estos descubrimientos. La investigadora señala que la capacidad de los robots para simular emociones podría abrir la puerta a un nicho de manipulación emocional por parte de empresas tecnológicas.

Productos como los Tamagotchis, que crearon un lazo emocional con los usuarios al simular necesidades, podrían ser el precedente de una tendencia más avanzada. "¿Qué pasaría si una compañía desarrollara un dispositivo que simule emociones de forma tan convincente que los usuarios sientan la necesidad de cuidar de él constantemente, incluso mediante pagos?", plantea Wieringa, sugiriendo un escenario en el que los consumidores podrían ser influenciados para realizar compras impulsadas por la empatía hacia una máquina.



Los robots que simulan emociones pueden tener aplicaciones beneficiosas, especialmente en el ámbito terapéutico



A pesar de los riesgos, la investigadora reconoce que los robots que simulan emociones pueden tener aplicaciones beneficiosas, especialmente en el ámbito terapéutico. Los robots diseñados para interactuar con niños, ancianos o personas en situación de vulnerabilidad pueden mejorar la calidad de vida y facilitar el acompañamiento emocional. En su estudio, la mayoría de los participantes coincidió en que los robots deberían responder al maltrato de forma realista para desalentar comportamientos abusivos, lo que podría tener un efecto positivo en la interacción humano-robot.

Este estudio subraya cómo la empatía, una cualidad fundamental en las relaciones sociales humanas, puede también influir en la forma en que las personas interactúan con las máquinas. No obstante, también plantea cuestiones éticas sobre el uso de robots "emocionales" en el mercado de consumo, y la posibilidad de que se utilicen como herramientas de manipulación.

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