Opinión y Análisis de Tecnología

Agradecimientos y reflexiones tras el Premio del Colegio de Ingenieros Técnicos de Telecomunicaciones

Pilar Bernat | Lunes 28 de octubre de 2024
El pasado 18 de octubre, el Colegio e Ingenieros Técnicos de Telecomunicaciones, me concedió un premio o un reconocimiento a mi trayectoria profesional en el mundo del periodismo tecnológico y he esperado unos días para agradecerlo con el fin de no escribir bajo los efectos de la borrachera emocional.

Lo primero que quiero contar es que mientras esperaba la decisión del jurado miraba a mis compañeros Norberto Gallego, Ignacio del Castillo y Antonio Lorenzo y pensaba lo orgullosa que me sentía de compartir ese momento con tres grandes de la prensa tecnológica a los que respeto y con los que he compartido información, viajes, presentaciones, ruedas de prensa, fiestas, ferias… pero, sobre todo, vida.

Con todo en contra

"Si ese reconocimiento viene acompañada de todo el cariño que los cuatro hemos recibido en estos días, puedes caer en la ensoñación de que todo valió la pena

En esta ola imparable de denostar el periodismo y a los periodistas, de considerar que la calidad de nuestro trabajo no merece más consideración que el valor de un click; en estos días en que todo el mundo se permite el lujo de creerse más y mejor por no responder y no enfrentarse a nuestras cuestiones, en que personas instaladas en la mediocridad intelectual y política se sienten en disposición de repartir carnets de medios (afines) y pseudomedios (contrarios), o en que pazguatos con un teclado de baja ley se arrogan el título de influyentes, de líderes de opinión, de comunicadores o incluso de editores y periodistas, una palmadita en el hombro te permite levantar la cabeza. Si ese reconocimiento, además, viene acompañada de todo el cariño que los cuatro hemos recibido en estos días, puedes caer en la, unos días falsa, otros vívida, ensoñación de que todo valió la pena.

Miro mis manos doloridas, siento mi espalda contracturada, a veces escucho a los médicos… y si en ocasiones me puede el abatimiento, en días como estos últimos recuerdo que, por encima de todo, ver las letras aparecer en mi pantalla es mi vitamina, plasmar mis pensamientos mi adicción, desarrollar la estructura piramidal de una noticia mi rehabilitación, observar la cadencia de los párrafos de un reportaje mi energía, contrastar el resultado de una investigación, mi alimentación. ¡Mi profesión me ha mantenido viva!

Una cabecera pequeña, pero matona

Fue precisamente Ignacio del Castillo quien un día en un ‘after work’ cualquiera, tras un día agotador en el Mobile World Congress, me hizo ver que mi mayor mérito residía en que yo no tenía una gran cabecera de un gran grupo editorial detrás de mí y que, sin embargo, el sector me tenía en la misma consideración que cualquiera de ellos. Y sentí un inmenso agradecimiento por todos los ejecutivos, los directores de producto, de marketing, de comunicación, agencias y compañeros que habían contado conmigo. Y, por encima de todos, a esos ingenieros que, con tanta paciencia y sabiduría, me explicaron y me enseñaron todo lo que sé y, que encima, consideran que debían premiarme cuando debía ser yo quien los premiara a ellos. Técnicos o superiores, de teleco, informáticos o industriales, españoles o extranjeros, físicos o químicos (que los hay y muy buenos), todos los que conforman este sector y que a lo largo de los años han ido poniendo ladrillos en mi trabajo son la gran cabecera que hay detrás de mí.

Por tanto, gracias al COITT y, una vez más, a todos lo que forman parte de la gran familia de las tecnologías de la Información y la Comunicación con los que me he encontrado en este largo camino recorrido. Gracias a quienes entienden que lo primero es la calidad y la verdad. Gracias a quienes son conscientes de que la suma de muchos despropósitos solo da lugar al abuso, al bulo, al chantaje y al mayor problema que tiene ahora mismo la sociedad mundial: la desinformación.

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