Brasil también propone abordar los posibles impactos de la IA en el empleo, la protección de la propiedad intelectual y su uso en conflictos militares. La ministra de Ciencia y Tecnología de Brasil, Luciana Santos, destacó la necesidad de reducir las desigualdades en el acceso y desarrollo de la IA, especialmente en los países en desarrollo.
El presidente Lula enfrenta el reto de convencer a las naciones con mayores avances tecnológicos de que Brasil, con capacidades y regulaciones de IA aún en desarrollo, puede liderar este debate. Además, el G-20 enfrenta dificultades para alcanzar consensos debido a las divisiones internas entre sus miembros, provocadas por tensiones internacionales y competencia económica.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, ha subrayado la importancia de que las nuevas reglas de IA no sean definidas únicamente por países ricos, una postura que Lula ha incorporado en su propuesta. China y la Unión Europea ya han avanzado en la regulación de esta tecnología, mientras que Estados Unidos aún no ha implementado un marco regulatorio completo, aunque ha manifestado su intención de hacerlo.
China y Estados Unidos han presentado sus propias resoluciones sobre IA en la Asamblea General de la ONU este año, lo que ha dificultado la adopción de un enfoque global unificado. Según Guterres, la cooperación internacional es esencial para gestionar los riesgos y beneficios de la IA, especialmente en relación con su impacto en las desigualdades y divisiones digitales.