Según fuentes cercanas a la situación, Intel está considerando medidas drásticas, como la posible división de sus negocios de diseño y fabricación, así como la revisión de proyectos industriales clave, según avanza Bloomberg.
Para ello, Intel ha recurrido a Morgan Stanley y Goldman Sachs, sus asesores financieros de confianza, para que le ayuden a explorar las opciones disponibles. Estas discusiones han cobrado mayor urgencia tras la reciente publicación de un informe financiero que ha desvelado resultados negativos (pérdidas netas de 1.610 millones de dólares), provocando una caída en el valor de sus acciones a su nivel más bajo desde 2013, aunque no se espera que se tomen decisiones inmediatas, sí se espera que la compañía presente a la Junta Directiva las diferentes opciones en septiembre.
Una de las alternativas que Intel está considerando es la separación o venta de su división de fundición, la cual se dedica a la fabricación de chips para clientes externos.
Esta decisión supondría un cambio radical en la estrategia de Pat Gelsinger, actual CEO de Intel, quien había identificado esta unidad como fundamental para recuperar la competitividad de la empresa frente a gigantes como TSMC.Sin embargo, antes de tomar una medida tan significativa, Intel podría optar por retrasar algunos de sus planes de expansión como una forma de reducir costes.
En un esfuerzo por reducir gastos, Intel ha recortado ya más de 15.000 empleos, ha suspendido el pago de dividendos y ha pospuesto proyectos clave, como la construcción de una planta en Alemania valorada en 32.000 millones de dólares.