En un ensayo clínico realizado por la Universidad de California en San Francisco, se observó que el dispositivo logró reducir los síntomas en un 50% en cuatro pacientes que recibían el tratamiento convencional. Curiosamente, aunque no se les informó sobre el tipo de tratamiento que estaban recibiendo, tres de los cuatro participantes pudieron identificar correctamente cuándo estaban bajo la aDBS, gracias a la notable mejora en sus síntomas.
Estos datos pertenecen a un estudio, liderado por el profesor Philip Starr, publicado en la revista Nature Medicine. Starr ha estado investigando esta tecnología durante más de diez años, comenzando en 2013 con la detección de ritmos cerebrales anormales asociados con el Parkinson. La enfermedad afecta a aproximadamente 10 millones de personas en todo el mundo, impactando las neuronas productoras de dopamina, lo que a su vez afecta el control del movimiento y puede causar síntomas no motores.
Pese a que esta tecnología está proporcionando buenos resultados, los investigadores advierten que aún existen retos importantes que superar para que esta terapia esté disponible de manera más amplia. Además, la nueva tecnología podría ayudar a mitigar los problemas de sueño y mejorar los síntomas diurnos de movimiento en pacientes con Parkinson.
Con avances tecnológicos como este, se puede trazar un futuro "prometedor" para muchas enfermedades neurológicas y psiquiátricas, a parte del tratamiento del Parkinson.