Estas sanciones, implementadas debido al programa nuclear y de misiles de Corea del Norte, prohíben el suministro de ciertos productos tecnológicos al país. En este sentido, Samsung, como parte del patrocinio tecnológico de los Juegos Olímpicos, ha regalado una edición especial del Galaxy Z Flip6 a todos los atletas participantes en los Juegos de París.
Sin embargo, las sanciones estipuladas en la Resolución 2397 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada en 2017, prohíben explícitamente la entrega de "toda maquinaria industrial" a Corea del Norte, lo que incluye teléfonos inteligentes y otros dispositivos electrónicos avanzados.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Sur ha advertido así que permitir que los atletas norcoreanos reciban estos teléfonos violaría directamente estas sanciones. Lee Jaewoong, portavoz del ministerio, asegura que es "fundamental impedir que los artículos prohibidos entren en Corea del Norte", insistiendo en la importancia de mantener la integridad de las sanciones internacionales.
A pesar de los enfrentamientos, el Comité Olímpico Internacional (COI) ha confirmado que los teléfonos se enviaron a la villa olímpica, pero posteriormente aclaró que los atletas norcoreanos no los habían recibido, aunque no hay registro de dónde se encuentran estos terminales. Este incidente ha generado incertidumbre sobre el paradero de estos dispositivos y ha despertado preocupaciones entre los funcionarios surcoreanos.
No es la primera vez que surge un conflicto de este tipo. En los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018 en Corea del Sur, los atletas norcoreanos también se negaron a recibir dispositivos Samsung ofrecidos por el comité organizador, bajo la condición de que fueran devueltos antes de regresar a su país.