Con el paso del tiempo el uso de internet se ha convertido en una tarea cotidiana, y con ello las redes sociales. Hoy en día es común encontrarse casos de entretenimiento desviado como el de Antonella, una niña de 11 años, que murió hace menos de un mes por seguir un reto de ahogamiento en Tik Tok, o el secuestro a un niño con discapacidad al que sellaron los labios con loctite y que difundieron a través de las redes, entre otros.
El ‘NekNomination’ el famoso reto de las bebidas alcohólicas que se viralizó en 2014, un juego que consistía en beber bebidas alcohólicas en poco tiempo y de la forma más disparatada posible, terminó con la vida de varios concursantes.
Josep Maria Tamarit, catedrático de Derecho Penal e investigador líder del grupo VICRIM de la UOC señala que “este ocio desviado se manifiesta de una manera especial en redes sociales porque estos nuevos espacios han generado no solo una vía diferente y nueva para comunicarse, sino otras formas de relacionarse que alteran el modo, los códigos y los efectos y suponen una alteración de las reglas que lleva a comportamientos desviados”.
Por muy novedoso que pueda sonar esto es algo que ya ocurría hace años, sin embargo, ahora se comparte a través de las redes sociales donde miles de usuarios apoyan la causa con sus likes. Con estas narrativas visuales se pretende enseñar historias desviadas y crueles con el objetivo de viralizarlas, y gracias a la tecnología estas publicaciones consiguen un hueco en la eternidad.
“Lo digital arrastra unas manifestaciones visuales que son inquietantes”
Myriam Herrera, profesora de Criminología de la Universidad de Sevilla ha señala que “este tipo de ocio se está expandiendo con el tiempo, lo digital arrastra unas manifestaciones visuales que son inquietantes”. La rapidez del mundo en el que vivimos hace que “en internet, la eternidad es posible gracias a la viralidad”, añade Herrera.
Toda persona que tenga un dispositivo electrónico puede crear y consumir este tipo de contenido, lo que empuja a muchos individuos a participar en estas actividades, sin asumir los riesgos.
Entre las razones que pueden explicar que alguien ponga en riesgo su vida para ser viral, está la competición digital que supone Internet.
Selfies desde las alturas o desde balcones (balconing), selfies con fieras salvajes, peleas grabadas, retos peligrosos, vejaciones o conducción temeraria son solo algunos ejemplos visuales que consiguen audiencia, viralización y atención del público. “Esta desviación digital circula libre y masivamente por las redes e internet y está justificada por el factor lúdico, libertario y expresivo y lleva a que se cometan delitos para ser comunicados”, alerta Herrera.
Entre los ejemplos y tipologías de imágenes desviadas más comunes de este fenómeno en redes hay:
Otra actividad que se ha viralizado en las redes sociales es el erostratismo digital, la RAE lo define como la manía que lleva a cometer actos delictivos para conseguir renombre. “Esta búsqueda moderna demuestra de forma inequívoca expresiones egocéntricas desplegadas en el medio virtual con fines de autopromoción”, explica Herrera.