De manera que la estrategia estaba clara: cambiar el nombre del terminal, convertirlo en lo mejor que Android puede ofrecer y venderlo a precio de topes de gama como el iPhone o los Samsung Galaxy. Nació de esa forma el Google Pixel, un terminal fantástico que pecaba únicamente de un diseño alejado de los estándares de la moda tecnológica vigente; además de no incorporar resistencia al agua. En España, de hecho, no pudimos probarlo pues Google decidió no traerlo.
Sin embargo, sí que llegó a nuestro país el Pixel XL 2, un móvil con un diseño cuidado y competitivo en el que se han reducido los bordes de la pantalla a la mínima expresión. La trasera también se ha modificado, pero dejando intacta esa característica trasera bi tono con una parte en aluminio y otra en cristal, que almacena las diferentes antenas.
Al sacar el móvil de su caja, en el canto derecho encontramos el botón de bloqueo/encendido y los botones de volumen; desde nuestro punto de vista, una decisión difícil de entender, pues hace que nos confundamos y acabemos presionando accidentalmente el botón equivocado. El canto izquierdo, sin embargo, queda desnudo (hubiera sido la ubicación perfecta para los botones de volumen). En la parte superior encontramos un micrófono y en la inferior el puerto de carga USB Tipo-C.
La trasera queda reservada para la cámara, que pese a ser protuberante, es tan fina que no molesta, aunque sí que hace ‘bailar’ un poco al teléfono al usarlo sobre una mesa; el flash dual y el lector de huellas dactilares -colocado en una posición muy correcta y cómoda para el dedo-. En el frontal encontramos muy poco borde y un panel AMOLED sobre el cual vemos la cámara frontal y un añadido muy interesante: altavoces estéreo frontales, que suenan muy bien, llegan a un nivel de volumen muy elevado y no distorsionan. Se agradece que se hayan incorporado pues la mayoría de grandes marcas (salvo casos como el LG V30) están descuidando mucho el audio en sus terminales.
El Google Pixel 2 XL integra una plataforma Snapdragon de última hornada, acompañado de 4 GB de RAM. Estas especificaciones, unidas a un por muchos adorado Android puro, hacen que el teléfono se mueva con una fluidez envidiable. Todas las animaciones evolucionan de forma suave, rápida, sin ningún parón o tirón. Es sin ninguna duda uno de los terminales -si no el que más- con mayor fluidez del mercado.
Un detalle a destacar es que al fabricar Google el hardware y el software estos se combinan a la perfección y hacen que la experiencia de usuario sea fantástica -uno de los motivos más claros para decantarse por la compra de este terminal-.
Tal vez el aspecto más polémico con respecto al Pixel 2 XL es su pantalla. Se trata de un panel de 6 pulgadas, que, en principio no tendría que haber representado un problema, pero los colores pálidos o apagados que desprende el panel, con un mercado acostumbrado a los colores saturados de los displays de otras marcas se aprecia como un gran problema, aunque consideramos que se trata más de una cuestión de preferencias, que de un verdadero fallo del panel. Pese a esto Google prometió una actualización para intensificar los colores.
De mayor gravedad resulta que numerosos usuarios hayan reportado que sus pantallas se quemaban y se trata de un problema generalizado que Google tiene que solucionar antes de que afecte a las ventas. Además, cuenta con otro defecto muy molesto: el cambio de color del panel al mirarlo desde cierto ángulo; no se puede negar que la pantalla amarillea o se torna azul al girar el terminal y mirarlo desde otra posición. La multinacional ha dado la cara y asegura que el denominado ‘Burn in’ no es mayor en su producto que en el de otras empresas y recuerda que en todo el mundo, el teléfono tiene garantía de dos años
La cámara del Pixel 2 es-probablemente- la mejor que se haya implementado en cualquier smartphone. Su sensor de 12 Mpx capta unas fotos de calidad espectacular y es la cámara perfecta para sacar el terminal, tomar la fotografía y estar casi seguros de que se ha realizado una captura perfecta. Supera holgadamente a sus competidores y deja atrás, aunque por poco a la del Galaxy Note 8 y el recién salido al mercado iPhone X; aunque tendrá que medirse con la inteligencia artificial del Mate 10 y el esperado LG V30, que llega dispuesto a coronarse.
El modo retrato funciona aún con una sola lente, a diferencia por ejemplo de los otros terminales citados anteriormente, que utilizan un sistema de doble cámara. También se puede realizar un efecto de desenfoque en la cámara delantera para selfies más resultones.
En definitiva solo se nos ocurren dos razones y una extra para no justificar la compra de este terminal. La primera serían los problemas de la pantalla citados anteriormente, si no puedes vivir con ellos este no es el terminal para ti. La segunda es su precio, 959 euros. El motivo extra está dedicado a la ausencia del conector de auriculares. Puede ser muy molesto para muchos usuarios, que quizás no estén listos para pasarse a auriculares inalámbricos y que consideran un incordio tener que acordarse de llevar el adaptador encima, pero es más grave considerando que Google el año pasado se mofo irónicamente de Apple por haber dejado atrás el jack de 3,5mm.