El Sedric, cuyo nombre viene del acrónimo de Self Driving Car, está compuesto por 25 sensores que recogen información del alrededor e interior del vehículo, cinco radares y un set de cámaras. Estas fuentes recogen una serie de datos que son fusionados por un potente procesador que mapea el contexto del coche y que está conectado a la nube de donde viene información meteorológica, de tráfico,etc…
De aspecto futurista y quizá un poco cuadrado, el Sedric Wolkswagen está preparado para albergar a cuatro pasajeros que pueden ir haciendo otras labores mientras el coche les lleva al destino.
Otra de sus novedades es el parabrisas semitransparente que limpia una luna donde hay proyectada una pantalla OLED que va emitiendo información, videos, juegos o simplemente está apagada para poder ver el paisaje con comodidad.
"Tenemos tradición. Nunca abandonaremos la tecnología tradicional y la emoción. El motor de combustión estará con nosotros al menos durante las dos próximas décadas", explica Matthias Muller, CEO de la compañía, ante las dudas sobre si la marca alemana iba a prescindir de la manera de conducir tradicional en el futuro.