Este verano llegaba a las vitrinas de LG la Serie X, un conjunto de teléfonos de gama media alta en la que cada uno de los terminales refuerza alguna de las características donde la compañía de Corea del Sur centra su esfuerzo innovador y a un precio más económico. Uno de estos terminales con ‘súper-poderes’ -tal y como los introdujo LG-, era el LG X Cam. Como su propio nombre indica, el smartphone salía al mercado apostando de manera contundente por la fotografía y presentándose como el hijo pequeño del LG G5.
A simple vista, sería complicado diferenciar el X Cam de un teléfono de altas prestaciones. Una pantalla de 5’2 pulgadas Full HD, quizá un poco desaprovechada a causa de los marcos superior e inferior y una trasera gris lisa es lo primero que destaca del teléfono. Aunque en otros países se oferta en colores como blanco o dorado, las líneas metálicas con las que llega a España le dotan de un auténtico toque de sofisticación.
La ligera curvatura en el cristal provoca una sensación realmente agradable al agarrar el dispositivo entre las manos. Su línea redondeada y su reducido peso regalan una comodidad impresionante al tacto. Sin entrar en profundidad en tópicos del boxeo, a este lado del ring se sitúan poco más de 118 gramos de peso y apenas 7 milímetros de finura.
El terminal incorpora un procesador Mediatek MT6753 de ocho núcleos a 1.14GHz
El LG X Cam no dispone de más botones físicos que los propios de control de volumen y bloqueo o apagado del teléfono, a partir de ahí, el resto de funcionalidades se realizan de forma táctil. Mantiene bahía para la inserción de tarjeta, como en el caso del iPhone; un puerto USB 2.0 para la carga del teléfono y una salida jack de 3.5 mm para auriculares. En el marco superior, cámara frontal, sensores de luz y proximidad, altavoz de llamadas y el tradicional sensor LED como señal de notificaciones.
El interés de este modelo es la configuración de doble cámara y no va referido a la frontal y la trasera, sino al sistema ‘dual-cámara’ que integra el X Cam. Función que ha sido estandarte de varios productos miticos y que LG rescata de algunos de sus últimos terminales (LG G5 y LG V10).
Como comentamos, se pueden observar dos cámaras principales: una de 13 megapíxeles y otra lente gran angular de 5 megapíxeles. LG ha explicado que ésta última permite capturar hasta 120 grados. La aplicación de la cámara complementa varios modos de fotografía, con distintos efectos como blanco y negro, el famoso ojo de pez, el desenfoque de parte del cuadro o la novedosa opción viñeta, con la que mantener una parte de la imagen animada.
El gran angular que consigue la óptica es realmente sorprendente, al aumentando sobresalientemente el campo de visión.
El terminal incorpora un procesador Mediatek MT6753 de ocho núcleos a 1.14GHz, lo cual le sitúa en la posición de gama en la que lo colocábamos justo al inicio, compitiendo con dispositivos como el Honor 5X o el Moto X Play.
El Lg X CAM integra dos cámaras principales: una de 13 megapíxeles y otra lente gran angular de 5 megapíxeles que ésta permite capturar hasta 120 grados
El LG X Cam ejecuta Android 6.0 Marshmallow y una interfaz LG UX 5.0, común a la de otros teléfonos de la compañía. Cuenta con 16 GB de memoria RAM, con posibilidades de ampliarla a través de tarjetas microSD hasta 200 GB y una batería de 2.520 mAh, que, a pesar de no contar con la opción quick-chargue (de carga rápida), permite una autonomía del teléfono más que suficiente.
En lo que se refiere a conectividad, el dispositivo aporta NFC, Bluetooth 4.2 y tiene compatibilidad con redes 4G+.
Su precio de menos de 300 euros lo sitúa entre los más ‘deseados’ en temas de relación calidad precio. Y aunque tal vez para alguno se antoja, un poco elevado al tratarse de un gama media sonde la lucha en precios es muy alta, hay que tener en cuenta que estamos ante un teléfono que cumple con creces las demandas de un usuario promedio.