Telefónica, los sindicatos mayoritarios y las diez contratas de instalación han hallado puntos de encuentro para devolver la normalidad al sector; entre éstos: subida salarial y garantías de empleo. AST no se une a la mayoría.
Los convenios colectivos a aplicar, la vigencia del acuerdo, las garantías del empleo, la productividad, el nivel de subcontratación o las penalizaciones son algunos de los puntos que han permitido alcanzar, finalmente, un acuerdo entre Telefónica y las empresas responsables de la instalación de sus productos, después de tres semanas de negociaciones y casi dos meses de paros y manifestaciones.
El acuerdo que entrará en vigor, una vez ratificado por todas las partes, con efectos retroactivos a partir del 1 de mayo, pone fin, así, a una huelga que empezó el pasado 28 de marzo, tras una asamblea con 1.600 asistentes, celebrada el 17 de marzo, y que llevá el nombre de Movistar no sólo a las redes sociales y a los medios de comunicación, sino a las manifestaciones del 1 de mayo.
Las diez contratas de instalación de telecomunicaciones -Abentel, Cobra, Comfica, Cotronic, Dominion, Elecnor, Itete, Liteyca, Montelnor y Teleco- y los dos sindicatos mayoritarios, UGT y CC.OO., han pactado una subida salarial y la aplicación de los Convenios Provinciales del Metal para las empresas contratistas y también las subcontratas.
Los sindicatos mayoritarios han hecho hincapié en la revisión de los niveles de subcontratación y han pactado que los trabajos en fin de semana sólo se puedan realizar de forma puntual y justificada.
Según explican las partes, una vez alcanzado el acuerdo, las diez empresas colaboradoras se comprometen a mantener estos pactos mientras esté vigente el Acuerdo Estatal del Sector del Metal, con el objetivo de garantizar la estabilidad del empleo y la actividad de estos profesionales.