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Hispano Suiza: 120 años de historia de la automoción - Parte 1

Hispano Suiza: 120 años de historia de la automoción - Parte 1

La firma española que miró cara a cara a Rolls Royce

Por Pau Mesas
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paumesasgarciagmailcom/14/14/20
miércoles 12 de junio de 2024, 12:00h

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Tras 120 años desde su creación, repasamos etapa a etapa la historia de Hispano Suiza, una institución en la industria automotriz española y global con grandes avances tecnológicos y diseños elegantes. Después de más de 70 años de inactividad, la firma resurge con la creación del Carmen, un superdeportivo eléctrico con estética clásica.

La Cuadra, el inicio de todo

La Cuadra, reconocida como la primera marca en fabricar automóviles en España, no fue realmente el primer automóvil fabricado en España, ya que Francesc Bonet Dalmau había creado un vehículo de tres ruedas en 1894. Emilio de la Cuadra, inspirado por innovaciones en la Exposición Universal de París de 1889 y la carrera París-Burdeos-París de 1895, vendió su central eléctrica en Lérida y fundó en 1898 la Compañía General Española de Coches Automóviles E. de la Cuadra en Barcelona.

La Cuadra 7CV

Inicialmente enfocado en vehículos eléctricos debido a su experiencia en electricidad y la exclusividad de Bonet en motores de explosión, sus prototipos fracasaron por las limitaciones de las baterías. Intentó usar un motor de explosión para recargar las baterías sin éxito y, en 1899, se centró en motores de explosión, contratando al ingeniero suizo Marc Birkigt. Con la colaboración de Birkigt y Roereche, La Cuadra obtuvo la representación de Benz en España.

A pesar de algunos avances, los problemas persistieron, especialmente con un ambicioso proyecto de ómnibus eléctrico. En 1900, con Birkigt como Director Técnico, la empresa abandonó los proyectos eléctricos y se enfocó en motores de explosión, pero enfrentó dificultades financieras y, en 1901, De la Cuadra declaró la suspensión de pagos.

La Cuadra 7CV

Los activos de La Cuadra fueron adquiridos por J. Castro, quien intentó continuar la producción bajo la marca "Castro". Birkigt siguió trabajando con Castro y más tarde cofundó la marca "Hispano-Suiza" junto con Damián Mateu.

Análisis del diseño del Hispano Suiza Carmen

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J. Castro, la antesala a la Hispano Suiza

En 1901, la empresa "La Cuadra" cerró sus puertas debido a problemas financieros. J. Castro, el principal acreedor, se quedó con las instalaciones y reunió un equipo competente para retomar la construcción de automóviles. Se asoció con inversores y con el destacado ingeniero Marc Birkigt, exdirector técnico de "La Cuadra". También colaboró Félix Palet Carrié, quien continuó como jefe de taller.

La nueva empresa se denominó "J. Castro Sociedad en Comandita. Fábrica Hispano Suiza de Automóviles", aplicando por primera vez el término "Hispano Suiza" en honor a Birkigt, de origen suizo. El equipo incluyó a los antiguos trabajadores y la maquinaria de "La Cuadra". Pronto, trasladaron las instalaciones a la calle Floridablanca de Barcelona.

Folleto J. Castro de la época

En 1903 lanzaron su primer modelo, un 10 HP con cuatro velocidades, radiador tipo "nido de abeja", bomba de agua, y una innovadora transmisión por cardán. Este modelo fue bien recibido por el público. Birkigt también diseñó un 14 HP similar al 10 HP, pero con menos éxito en ventas.

Entre 1902 y 1903 se fabricaron ocho coches "Castro" en varios modelos, incluyendo el ligero "tonneau" de 10 CV y otro de 14 CV con motor de cuatro cilindros. Estos vehículos llevaban transmisión por cardán, a diferencia de otras firmas europeas que utilizaban cadenas.

Sin embargo, los altos costes de producción y el limitado capital llevaron a la empresa a declararse en suspensión de pagos en diciembre de 1903. Un modelo experimental, el "Centauro", fue diseñado como prototipo de "La Castro", pero nunca se comercializó.

Celebración del 120 Aniversario de Hispano Suiza y Lanzamiento del Carmen Sagrera

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Después de que J. Castro cerrara, su legado y avances técnicos sentaron las bases para la inminente Hispano Suiza, una de las empresas automotrices más importantes de España y del mundo en su tiempo.

Los inicios de la Hispano Suiza

Cuando la empresa J. Castro se encuentra en bancarrota, Francisco Seix Zaya persuade a su amigo, Damián Mateu Bisa, acreedor de Castro, para que asuma el control de la industria. Mateu también se sintió atraído por los argumentos de Birkigt sobre el futuro del automovilismo. El 1 de abril de 1904 se presenta un estudio de viabilidad que realiza un análisis detallado de las razones por las que tanto La Cuadra como Castro fracasaron en sus proyectos. El estudio concluye que el problema principal de las empresas anteriores fue la falta de suficientes recursos financieros para desarrollar prototipos y adquirir maquinaria adecuada.

Damian Mateu frente a un Hispano Suiza

El 14 de junio de 1904 se estableció una nueva sociedad, “La Hispano-Suiza, Fábrica de Automóviles, S. A.”. Damián Mateu asume el cargo de presidente, Francisco Seix se convierte en vicepresidente y Marc Birkigt es nombrado director técnico. El capital inicial de la empresa se establece en 500.000 pesetas, de las cuales se emiten la mitad de las acciones en 1904, y el resto al año siguiente, resultando en 1.000 acciones de 500 pesetas.

Los trabajos de la nueva compañía comenzaron en las mismas instalaciones de J. Castro en la calle Floridablanca. Inicialmente, el trabajo se centró en finalizar los últimos automóviles Castro que quedaban pendientes. Así, a finales de 1904 se entregaron dos Castro de 10 HP (10 CV; 7 kW) y los dos primeros coches que se vendieron bajo el nombre de Hispano-Suiza, ambos de 14 HP (14 CV; 10 kW). Uno de estos Hispano-Suiza fue comprado por un cliente argentino por 14.000 pesetas de la época.

El Castro 14/16 HP sirvió de base para el primer Hispano-Suiza 20 HP (20 CV; 15 kW) y 3.770 cc, que se puso a la venta a principios de enero de 1905. Este modelo será el más exitoso de esta primera serie y con él comenzarán los éxitos en el mundo de las carreras.

En agosto de 1905, Marc Birkigt viajó a Ginebra, acompañado por el agente comercial de la marca Ernest Stofler, en este viaje se firmó un acuerdo por el cual la “Société d’Automobiles à Genève” adquiere los derechos para fabricar coches bajo licencia de Hispano-Suiza.

Debido a su fiabilidad, calidad y prestigio, los automóviles Hispano-Suiza pronto fueron considerados como coches de lujo y símbolos de estatus social. Además, eran lo suficientemente rápidos como para competir en las emergentes carreras de coches y triunfar en múltiples competiciones.

Hispano Suiza Alfonso XIII

Como era habitual en esa época, los fabricantes de automóviles de lujo entregaban el chasis y el motor, y era el cliente quien elegía al carrocero para que construyera la carrocería según sus gustos y especificaciones. De esta manera, los Hispano-Suiza tuvieron carrocerías diseñadas por los mejores carroceros de España y Europa.

Crecimiento de la firma

El rey Alfonso XIII de España, un entusiasta del automovilismo, desarrolló un interés especial por Hispano-Suiza gracias a Francisco Abadal, agente de ventas de la marca. En 1905, el Rey quedó impresionado con un coche de 20 CV presentado por Abadal, lo que marcó el inicio de una estrecha relación entre el monarca y la marca. Alfonso XIII llegó a poseer muchos modelos de Hispano-Suiza y compró 250 acciones en 1910, llegando a poseer el 8% de las acciones.

Hispano-Suiza comenzó a presentarse en salones del automóvil en 1906, ganando admiración y reconocimiento. Ese mismo año, la empresa amplió su capital y adquirió un terreno en La Sagrera (Barcelona) para una nueva fábrica. La gama de modelos de Hispano-Suiza se expandió gradualmente, desde un utilitario de 12/15 CV hasta un gran 60/75 CV de 6 cilindros.

Hispano Suiza Alfonso XIII

A petición del rey Alfonso XIII, Birkigt fabricó un modelo deportivo en serie, el “Alfonso XIII”, que se convirtió en uno de los mejores coches de la Belle Époque. En 1907, debido al aumento de la demanda, la producción se trasladó a la nueva fábrica de La Sagrera. Ese mismo año, Hispano-Suiza fabricó su primer auto con motor de seis cilindros.

Además de los automóviles, Hispano-Suiza comenzó a fabricar motores marinos en 1906 y chasis industriales para ómnibus, camiones y ambulancias en 1908. A partir de 1918, se crearon los motores de 30/40 y 40/50 CV, que se renovaron con el tiempo.

Hispano-Suiza también contribuyó a la creación de muchas empresas de transporte de pasajeros y correo, adoptando todas ellas el nombre de Hispano-Suiza en su razón social. La compañía comenzó a participar oficialmente en carreras en 1910, logrando victorias en los Grand Prix de Ostende y Boulogne.

Sin embargo, en 1910, cuando la empresa comenzaba a tener éxito comercial, una huelga de trabajadores amenazó con hundir la compañía, lo que resultó en la cancelación de muchos pedidos y una pérdida de un tercio de la producción.

Fabricación francesa

​Como resultado de un golpe a la empresa, entre otros factores, se decidió abrir una sucursal en Levallois-Perret, cerca de París, en 1911. Esta decisión se tomó para mantener el ritmo de producción y satisfacer la creciente demanda, especialmente para el Hispano-Suiza Alfonso XIII.

Marc Birkigt, a solicitud del Consejo de Administración, se trasladó a París con su familia en 1911 para organizar y supervisar la producción en la nueva fábrica. Esta decisión resultó ser muy beneficiosa para la empresa, ya que proporcionó acceso a una mayor cantidad de materias primas, una gran cantidad de empresas auxiliares de automoción para un mejor suministro a la fábrica de Hispano-Suiza, y permitió exportaciones más rápidas y económicas, facilitando así el acceso al lucrativo mercado francés. En 1912, la producción de la fábrica de París superó a la de su homóloga en Barcelona. Ese mismo año, la empresa experimentó con la sobrealimentación con compresores mecánicos, aunque poco después fracasaron con unos motores con válvulas en cabeza.

En 1913, tras la finalización del contrato de arrendamiento de las instalaciones que utilizaba la fábrica francesa, Birkigt se encargó de trasladar la producción a Bois-Colombes, cerca de París. En 1914, la fábrica estaba lista para reanudar la actividad, aunque poco después de su inauguración tuvo que dedicarse a la fabricación de armamento para el ejército francés debido a la Primera Guerra Mundial.

Ese mismo año, comenzó la fabricación de un nuevo diseño del modelo “Alfonso XIII” con 16 válvulas, dando lugar a un nuevo vehículo de color plata y carrocería de aluminio conocido como “La sardina”, que acumuló un impresionante historial de carreras en pendiente. Se le conoce como el primer deportivo de la historia del automóvil.

Hispano Suiza T20 “La Sardina”

Participación de Hispano Suiza en la Primera Guerra Mundial

Con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, Hispano-Suiza enfrentó un período crucial en su desarrollo. En respuesta a los eventos, Birkigt y su familia se mudaron de vuelta a Barcelona, regresando a París después del conflicto.

El año 1915 fue un momento significativo en la historia de la marca, ya que Marc Birkigt completó su primer motor de aviación en Barcelona ese año. Los motores Hispano-Suiza jugarían un papel importante durante la Gran Guerra, contribuyendo a la victoria del bando de Los Aliados. Birkigt también investigó el desarrollo de un nuevo motor basado en la tecnología de mando directo, similar al de los coches de competición. Este desarrollo tuvo un gran impacto en la industria automotriz de la época.

Sin embargo, la fábrica francesa tuvo que detenerse durante la guerra y la española experimentó grandes problemas de suministro, teniendo que recurrir al mercado estadounidense. En España, la demanda interna se multiplicó debido a los pedidos del Ministerio de la Guerra, lo que obligó a los líderes de Hispano-Suiza a triplicar la producción en la fábrica de La Sagrera. Estos motores Hispano-Suiza de 140 CV se instalaron en los aviones fabricados por SECAS para la Aviación Militar española entre 1916 y 1917.

Motor para aviación Hispano Suiza 8

España no disponía de suficientes recursos mecánicos para abastecer a la aviación de la Gran Guerra. El gobierno español encargó la producción de motores de aviación a la fábrica Hispano-Suiza. A estos motores de aviación se les aplicaron los principios del mando directo. Así nació un motor de 8 cilindros en V con otro avance, los bloques de aleación de aluminio, que redujeron significativamente el peso de los motores, pero con la misma potencia. Los países aliados en la guerra descubrieron que los motores diseñados por Hispano-Suiza superaban fácilmente a los motores con los que contaban inicialmente. Como resultado, los pedidos comenzaron a aumentar, pero como las fábricas de Hispano-Suiza no tenían la capacidad de fabricación suficiente para abastecer a todos los países, la empresa vendió licencias de sus motores a varios fabricantes en diferentes países como Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Italia, Japón y Rusia, entre otros.

Se fabricaron 49.893 motores de avión Hispano-Suiza, ya sea directamente por la empresa o bajo licencia, que obtuvieron excelentes resultados en pruebas de resistencia, llegando a soportar 50 horas de funcionamiento continuo. Es importante destacar que, aunque la producción de automóviles de lujo daba prestigio a la marca, con el tiempo los motores para aviones constituyeron el principal volumen de negocio, especialmente en Francia, aunque lo mismo ocurrió en España. Algo similar sucedería más adelante con Rolls-Royce.

Años 20 y 30, la era dorada

Los logros de la marca española Hispano-Suiza con sus motores de aviación durante la Primera Guerra Mundial llevaron a un enorme crecimiento de su capital, alcanzando los 6,5 millones de pesetas de capital en 1915 y 10 millones de pesetas en 1918. Para satisfacer la creciente demanda, se compraron más terrenos en La Sagrera y se abrió una nueva fábrica en Ripoll en 1915 para establecer las secciones auxiliares de la empresa.

Desde entonces, Hispano-Suiza adoptó un nuevo emblema junto con las banderas de España y Suiza: la cigüeña, en honor a una escuadrilla francesa de aviación equipada con motores Hispano-Suiza, que se destacó por sus victorias en la guerra con cazas que tenían pintada esta ave en el fuselaje de los aviones. Cuando en 1917 murió en combate uno de los pilotos más destacados de la aviación aliada, Georges Guynemer, miembro de la mencionada escuadrilla de las cigüeñas, Hispano-Suiza adoptó la cigüeña como mascota de la marca en homenaje al héroe.

La primera aparición de la cigüeña plateada tuvo lugar en el Salón del Automóvil de París de 1919 en el capó del nuevo Hispano-Suiza H6B, una berlina lujosa y vanguardista con una técnica sofisticada que montaba los nuevos motores basados en los de aviación. El vehículo también incorporaba una primicia mundial, los frenos servoasistidos. Otras marcas como Rolls-Royce, Renault o General Motors solicitaron la patente a Hispano-Suiza, ya que este era un sistema eficaz para frenar adecuadamente coches de mucho peso, como las grandes berlinas de lujo.

Hispano Suiza H6

En 1920, la producción se reanudó en la fábrica francesa de Bois-Colombes con el nuevo chasis del H6B, un coche adelantado a su tiempo equipado con un motor de 6 cilindros y 6,6 L, capaz de alcanzar los 150 km/h. El modelo fue creado con el objetivo de competir con Rolls-Royce y fue todo un éxito en el mercado.

Además, en enero de 1920, los Reyes de España inauguraron la nueva fábrica en Guadalajara, solicitada por Alfonso XIII a Damián Mateu para garantizar el suministro de coches, camiones y motores de aviación para el ejército español. La nueva sociedad se había constituido en 1917 con el nombre de “La Hispano, S.A. Fábrica de Automóviles y Material de Guerra”.

Fabrica La Hispano en Guadalajara

Hispano-Suiza sigue batiendo récords en 1924 con el nuevo modelo H6C lanzado por la fábrica de París, de 160 CV y que superaba los 150 km/h, siendo el coche más veloz de su tiempo. Ese año se venden dos H6C de chasis corto a Gran Bretaña, uno al capitán Kingston y otro a Woolf Barnato; este último batió 8 récords mundiales en noviembre de 1924 en el autódromo de Brooklands.

En 1925, Carlos Ballester obtuvo la representación de Hispano-Suiza en Argentina. El acuerdo inicial implicaba la importación de chasis y la construcción posterior de carrocerías en el país, para finalmente ser fabricados en su totalidad. Esto llevó a la creación de “Hispano-Argentina Fábrica de Automóviles S. A.”, dedicada a la producción de automóviles y motores Hispano-Suiza, así como piezas y repuestos para esta y otras marcas de automóviles, camiones y autobuses.

Desde 1926 hasta 1929, el exitoso H6B también se fabricó bajo licencia en el territorio de la antigua Checoslovaquia por Škoda. Se llegaron a construir unos 150 coches que se denominaron “Škoda-Hispano-Suiza 25/100 PS”.

Apodado como Jesús del Gran Poder, fue un avión Breguet 19 impulsado por un motor Hispano-Suiza de 600 CV, el cual cruzó el Océano Atlántico desde Sevilla hasta Bahía (Brasil). Poco después, un aeroplano equipado con un motor diseñado por Marc Birkigt realizó un vuelo histórico al recorrer sin escalas el trayecto París-Nueva York. Sería la mayor hazaña de la época.

En el Salón del Automóvil de París de 1931, la Hispano-Suiza francesa presentó el J12, un coche que destacaba por su lujo y buen diseño. El J12 era un vehículo con características sin precedentes para la época: equipado con un motor muy elástico, rápido y silencioso de 12 cilindros, 9500 cc y 220 CV, podía alcanzar más de 170 km/h y acelerar de 0 a 100 en 12 segundos.

Hispano Suiza J12

En 1934, la fábrica de París dejó de producir el legendario H6 después de 15 años en producción, así como el Hispano-Suiza Júnior. Marc Birkigt finalizó en Francia el diseño del K6, siendo el último diseñado por el ingeniero suizo.

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