El sector automovilístico japonés está a las puertas de una de las mayores transformaciones de su historia reciente. Honda y Nissan, dos de las marcas más emblemáticas de Japón, han anunciado el inicio de negociaciones formales para fusionarse, en un movimiento estratégico destinado a competir de manera más eficaz en el mercado de vehículos eléctricos y tecnologías avanzadas.
Ambas compañías, históricamente rivales, se enfrentan a una combinación de factores que han dificultado su desempeño en los últimos años. Entre estos desafíos destacan el auge de los fabricantes chinos, como BYD, y la consolidación de Tesla como líder indiscutible en el mercado de vehículos eléctricos. A esto se suma la presión por adaptarse a normativas ambientales más estrictas y el creciente interés por tecnologías como la conducción autónoma y la electrificación.
El acuerdo, que incluye también a Mitsubishi Motors, contempla la creación de un holding conjunto que agruparía los activos de las tres empresas. Este nuevo conglomerado, que estaría operativo para junio de 2025 y cotizaría en la bolsa de Tokio en agosto de 2026, podría convertirse en el tercer mayor fabricante de automóviles del mundo, con ventas combinadas de 7,4 millones de vehículos en 2023.
Según el comunicado conjunto, la alianza responde a “cambios drásticos en el entorno que rodea a la industria automovilística”. Estos cambios incluyen la caída en las ventas de vehículos en mercados clave como China y Estados Unidos, así como la necesidad de acelerar la transición hacia tecnologías más sostenibles y competitivas.
Un enfoque estratégico en la tecnología
El corazón de esta posible fusión radica en la tecnología. Honda y Nissan han identificado áreas clave donde la cooperación puede ser decisiva para competir a nivel global. Estas áreas incluyen el desarrollo de baterías, software para vehículos eléctricos y sistemas de conducción autónoma.
En los últimos meses, las empresas ya habían iniciado una colaboración estratégica centrada en componentes para vehículos eléctricos, ejes eléctricos y baterías. Esta fusión profundizaría aún más esos lazos, optimizando recursos y unificando líneas de investigación para acelerar el desarrollo de nuevas tecnologías.
Además, existe la posibilidad de que ambas compañías compartan infraestructuras de producción, permitiendo que los vehículos de Honda se fabriquen en plantas de Nissan y viceversa. Esta estrategia reduciría costes e incrementaría la eficiencia operativa en un momento de alta competitividad.
El rol de Mitsubishi
Mitsubishi Motors, de la cual Nissan posee una participación del 24,5%, también está incluida en el memorando de entendimiento. La marca japonesa decidirá antes de enero de 2025 el grado de su implicación en el nuevo grupo. Esta participación podría ser clave para diversificar la oferta del conglomerado, especialmente en mercados del sudeste asiático, donde Mitsubishi tiene una fuerte presencia.
Para Nissan, la fusión representa una oportunidad de recuperación tras años de turbulencias financieras. En noviembre de 2023, la compañía anunció el despido de 9.000 empleados y la reducción de un 20% de su capacidad operativa debido a la caída en las ventas. Además, sus beneficios netos se desplomaron un 93% durante el primer semestre del año.
Honda, por su parte, también lucha contra desafíos económicos, con resultados más bajos de lo esperado en el mercado chino. Sin embargo, su posición financiera más estable le otorga ventaja en las negociaciones, lo que se refleja en el acuerdo para liderar el nuevo holding.
La fusión de Honda y Nissan no solo tendrá implicaciones para Japón, sino que influirá en la industria automovilística global. Este acuerdo sería la mayor integración en el sector desde la creación de Stellantis en 2021, cuando Fiat Chrysler y PSA unieron fuerzas en una operación valorada en 52.000 millones de dólares.
El nuevo grupo buscará competir directamente con Toyota y Volkswagen, pero también tendrá que demostrar que puede mantenerse al día con empresas tecnológicas que lideran la innovación, como Tesla.