La historia desde sus orígenes hasta la actualidad, de uno de los colores más icónicos y más representativos de todo el automovilísmo, el British Racing Green
El color es un elemento de diseño fundamental en un automóvil. Seguramente sea lo primero en lo que nos fijemos al observar cualquier objeto. Interactúa con las formas de la carrocería, haciendo destacar unas u otras superficies, reflejando o absorbiendo la luz del ambiente. Por esa razón, la elección adecuada del color es vital para cualquier vehículo. Uno de los colores con más historia es precisamente el conocido como British Racing Green (BRG).
El BRG realmente no es un solo color, definido y concreto, con una referencia o código determinados, sino que se refiere más bien a una paleta de colores verdes, oscuros generalmente, que identificamos con los fabricantes británicos. ¿Pero, por qué?
Origen del BRG
En 1900 el fabricante Napier representó al Reino Unido con el color verde oliva
La historia se remonta a comienzos del siglo XX. Por aquel entonces, las carreras y los grandes premios diferían bastante de lo que conocemos hoy en día. No había circuitos cerrados ni trazados permanentes, y la mayoría de pruebas tenían lugar en carreteras abiertas al público.
En 1900, James Gordon Bennett, un joven adinerado estadounidense heredero del New York Herald Tribune, creó una copa que llevaría su apellido. La premisa era simple: una competición entre países, en el que cada uno formaría un equipo, con tres vehículos que debían de estar fabricados íntegramente en ese territorio, incluidos todos sus componentes. Para esta prueba, cada país pintaba sus coches de un color distinto. Italia, Alemania y Francia eligieron el rojo, el blanco y el azul claro, respectivamente, lo que dejaba al Reino Unido 'huérfano' cromáticamente. En 1902, el fabricante Napier representó al Reino Unido con un coche verde oliva, llevándose finalmente la victoria.
Gracias a este triunfo, para 1903 la carrera se tenía que haber disputado en la isla de Gran Bretaña, pero las autoridades prohibieron de facto las pruebas automovilísticas en el país, al decretar un límite de velocidad de 12 millas por hora (unos 19 km/h). Descontentos con la decisión, los organizadores se llevaron la carrera a la isla de Irlanda, y, en honor a esto, Napier pintó sus 3 vehículos de una tonalidad más oscura de verde, verde trébol, símbolo nacional irlandés.
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Consolidación
Posteriormente, los fabricantes ingleses siguieron disputando algunas pruebas con estos colores. Inicialmente sólo fue obligatorio en las llamadas Grandes Épreuves, de las que Sunbeam se proclamó vencedor en 1923 y 1924. Esto, unido a las victorias de Bentley (con un tono más oscuro) en 'Las 24 Horas de Le Mans', en esa misma década, acabaría por extender su uso entre todos los fabricantes ingleses, acabando por ser obligatorio en todos los Grandes Premios de relevancia internacional (recogido en el CSI de la FIA).
En los años 50 y 60, garajistas como Aston Martin, Brabham, Cooper, Vanwall y Lotus entre otros, disputaban los grandes premios con sus vehículos pintados de diferentes tonalidades de verde (como decía el CSI), y siguió siendo así hasta que desapareció esta obligación y comenzaron a llegar patrocinadores.
Fue una etapa llena de éxitos para estos equipos, que en estos primeros 20 años de la categoría reina se llevaron 10 títulos de constructores y 8 de pilotos, gracias a leyendas como Jim Clark, Jack Brabham o Stirling Moss.
Llegada a la calle
Algunos de estos constructores comenzaron a producir automóviles deportivos en series pequeñas para la calle de sus vehículos (y asociándose con fabricantes generalistas para las versiones deportivas), pintándolos del mismo color que los exitosos monoplazas, extendiendo el uso de estos tonos. De hecho, las tonalidades más oscuras de verde que se suelen identificar como British Racing Green suelen ser las que se emplearon por estas fechas en vehículos de serie más extensa, como los Mini o los MG de la BMC.
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Actualidad
Jaguar, Bentley y Aston Martin mantuvieron el uso del verde en sus equipos oficiales
En 1968, la FIA levantó la prohibición que únicamente permitía llevar la publicidad de empresas de industrias asociadas y de componentes en las pruebas deportivas. Desde ese mismo año, comenzaron a llegar patrocinadores dispuestos a pagar por decorar el coche entero, y la entrada de las tabacaleras fue desplazando poco a poco estos colores nacionales, si bien es cierto que algunas marcas británicas siguieron con la tradición y continuaron usando el verde en sus equipos oficiales. Jaguar, Bentley y Aston Martin mantuvieron el uso del verde en sus equipos oficiales, tanto en carreras de resistencia como en la Fórmula 1, conservando así una tradición con más de 100 años de antigüedad, que en el ámbito deportivo sigue vigente hoy en día.
Fuera de los circuitos, el uso del verde oscuro quedó asociado con los vehículos deportivos ingleses (como el que encabeza este artículo), y la elegancia y sobriedad que transmite hicieron que, con el tiempo, otros fabricantes no británicos hayan elegido estas tonalidades para algunos de sus proyectos más exclusivos.